OPINIÓN

Maestros artesanos

Algo que jamás de los jamases se aprenderá en un tutorial de Youtube, por mucho que se empeñen en decir que en la red te enseñan cualquier cosa

Patricia Gallardo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Siempre me ha fascinado ver documentales, entrar en páginas webs o visitar museos de artes y oficios donde se muestran las maravillas que se hacían, y aún hoy en día en algunos talleres, se hacen a mano. He visto tapices preciosamente trabajados en distintos puntos de España, en especial en una exposición que visité en Burgos antes de la pandemia, preciosos encajes de bolillos en Moral de Calatrava (Ciudad Real) donde tengo familia, quiénes me han enseñado grandes tesoros salidos de las manos de las encajeras, o figuras de belenes datadas entre el siglo XVII y XVIII en Valladolid.

También he visitado alguna exposición de textiles precolombinos en la casa de Iberoamérica en Cádiz, e incluso en el museo Victoria and Albert de Londres pude disfrutar de su sala del vestido y ver prendas de la época victoriana y anteriores. En cuanto a los documentales, uno de los últimos que he visto iba sobre el soplado del vidrio de Murano que me dejó embobada, y el anterior a ese fue sobre un taller de un maestro herrero castellano, casi todos estos talleres pertenecen a familias que han trabajado de generación en generación con mucho esfuerzo y sacrificio, en los que las nuevas generaciones se piensan si continuar el legado familiar o no, debido al costo de mantenerlos y las pocas ayudas o apoyos, no económicos en sí, (ya que hay subvenciones para emprendedores y tal) sino de difusión y de cultura patrimonial, que hagan que los más jóvenes se interesen por mantener estos oficios ancestrales y no se pierdan, bien porque forman parte de nuestro patrimonio, bien porque a sus productos le quieran dar un punto de vista exclusivo, alejándose del trabajo en cadena que prima hoy en día. Además el artesano es una parte imprescindible de cualquier proyecto, de qué me sirve ser buen diseñador, si luego no tengo una costurera o sastre que me sepa cortar y coser, porque recordemos que para coser bien, también hay cortar bien. O en el caso de la arquitectura por ejemplo, qué haría el arquitecto sin un buen oficial de primera. Por eso me maravilla que todavía haya talleres como el de María Ramos González –Serna en Sevilla, que por desgracia no lo conozco en persona (todavía), pero sí soy fiel seguidora de su página en Facebook. El taller está especializado en trajes de novia personalizados, realizados completamente a mano, en ropa de bautizo, encajes, mantillas y prendas de iglesia, todo realizado el mínimo detalle como presillas hechas a mano como antaño, por ejemplo.

Pero sin duda la parte que más me gusta es la de los arreglos, que no restauración como la propia María Ramos dice, (porque a las prendas hay que darles uso) en las que hace verdaderos milagros con prendas antiguas bastante deterioradas, como por ejemplos faldones amarilleados y gastados que han pasado de bisabuelos a bisnietos, mantillas agujereadas, o mantones con el bordado deshecho o los flecos enredados. Otra cosa destacable de esta página es que nos enseña algunos detalles de la costura, da consejos de cómo cuidar las prendas delicadas con las que trabaja, cómo se preocupa por el futuro del taller y cómo comparte enlaces de interés sobre otras artesanías, dando su lugar a las artes y oficios vengan de quien venga.

El conocimiento de María Ramos viene de años de experiencia, amor y dedicación a su oficio, de maestros que antes la enseñaron mano a mano. Algo que jamás de los jamases se aprenderá en un tutorial de Youtube, por mucho que se empeñen en decir que en la red te enseñan cualquier cosa.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación