OPINIÓN
Presidente del jurado
Es necesario reformar el sistema de valoración y devolverle al jurado y a su cabeza visible la credibilidad que el concurso se merece
Cada año, cuando comienza nuestro concurso de coplas, las miradas no solo se dirigen a las agrupaciones, sino también al presidente del jurado. Una figura que, aunque en teoría debe ser neutral y garantista, ha terminado siendo objeto de debate, sospechas y, en muchos casos, ... del foco mediático. El presidente del jurado es el encargado de velar por la limpieza del concurso, coordinar a los vocales y ser avalista de las puntuaciones, el árbitro de un juego donde se enfrentan creatividad, esfuerzo y pasión. Sin embargo, no es raro que tras la final o incluso desde las preliminares surjan críticas por decisiones controvertidas, agrupaciones infravaloradas o supuestos favoritismos hacia autores consagrados o estilos concretos.
Nuestro ayuntamiento dio a conocer hace unos días el nombre del próximo candidato a ocupar ese puesto, Manolo Guimerá. Un hombre cabal, educado, serio y responsable. Con un buen historial carnavalesco, un currículo laboral experimentado en la dirección de personal y con unos conocimientos musicales brillantes para afrontar ese cargo donde la música es el principal elemento a examinar. La figura del presidente de este año me parece correcta pero hoy día por desgracia el presidente tiene poco peso en las puntuaciones porque los que votan son los vocales, así que hay que ser muy precavidos en su elección.
Cada maestro tiene su librillo y no soy nadie para dar consejos, pero os diré lo que yo convendría. Los vocales deberían de ser personas que acrediten sapiencias y cualidades específicas relacionadas con el mundo del arte, la creatividad, la escena, la música y la literatura, además de ser un aficionado con unos conocimientos mínimos de la historia de nuestro carnaval y sus raíces.
En estos últimos años hemos tenido vocales de todo tipo. Directores de bancos, médicos, jefes de empresas, amigos íntimos, hijos de amigos, concuñados, excarnavaleros, compañeros del trabajo, en definitiva, han sido en su mayoría gente afines al presidente para que no le dieran quebraderos de cabeza y estar a gusto en ese palco con pocos debates de confrontación. Gente ideal para irnos de vacaciones, pero no para puntuar el arte. Hace tiempo que el presidente se rodea de un grupo prácticamente de amigos y para mi ahí está el error. Ser vocal no es vivir una experiencia como muchos dicen, es evaluar un trabajo escénico y artístico. Si no tenemos conocimientos suficientes, altas cualidades. ni experiencias vividas de gran índole no podemos formar parte de ese jurado por mucho que nos guste el carnaval. A mí me encanta el cine, pero jamás me incluiría como jurado de los premios Goya, por ejemplo. El personal debe de entender que un vocal vota sobre algo muy serio, aunque sea carnaval, que no debes ser miembro porque alimentes tu ego, porque te haga ilusión o porque vas a estar un mes con tus mejores amigos viviendo una experiencia única.
¿La solución? No es fácil, pero quizá el modelo de jurado debería profesionalizarse más, introducir rotaciones automáticas, criterios más técnicos, o incluso, como algunos proponen, una participación limitada del público en la puntuación. Lo que está claro es que el presidente no puede seguir siendo un pararrayos solitario de todas las críticas del COAC. Es necesario reformar el sistema de valoración y devolverle al jurado y a su cabeza visible la credibilidad que el concurso se merece.
Mucha suerte Manolo y aprovecha que eres un músico de élite para rodearte de gente preparada con acreditados conocimientos, aunque no sean tan amigos.