OPINIÓN
Las guerreras del antifaz
Conceder el Antifaz de Oro a mujeres no es una cuestión de cuota ni de corrección política. Es una cuestión de justicia histórica
Me parece realmente asombroso que exista aún en estos tiempos modernos muchas opiniones en contra de la creación de un nuevo antifaz de oro exclusivo para la mujer. El Antifaz de Oro es, desde hace décadas, uno de los reconocimientos más prestigiosos del Carnaval de ... Cádiz. Se otorga a quienes, con constancia, talento y compromiso, han contribuido a mantener viva la esencia de esta fiesta única. Sin embargo, aún hoy, en pleno siglo XXI, hay una brecha difícil de ignorar y es la escasa presencia femenina entre quienes lo han recibido. ¿Acaso las mujeres no han estado presentes, creando, cantando, maquillando, componiendo, cosiendo, dirigiendo, organizando y luchando por el Carnaval? Por supuesto que sí. Ya es hora de que el Antifaz de Oro también tenga rostro de mujer. Aquellos que basan sus comentarios negativos sobre este avance, porque piensan que la igualdad entre sexos debe de ser total, independientemente de las condiciones físicas o especificas de la mujer, seguramente son los mismos que no entenderán eso de la violencia de género ni el término de sub-representada. Son los mismos que dicen-¿no quieren igualdad? pues para todo entonces-
Por el simple hecho de ser mujer estas no ha tenido los mismos derechos que el hombre, por una razón u otra. Por ejemplo, solo el 8 por ciento de los consejos de administración en las empresas del mundo lo ocupa una mujer y solo el 6 por ciento llegan a ser directoras.
Durante años, las agrupaciones femeninas o mixtas han sido vistas como anecdóticas, cuando en realidad han sostenido una parte fundamental del tejido carnavalesco. Mujeres que, con esfuerzo, han roto barreras en un mundo tradicionalmente dominado por hombres. Desde pioneras como Adela del Moral, Pepi Mayo o Carmen Jiménez, hasta las nuevas generaciones como Mercedes Lamas, Pilar Tejada, Laura Rivero, Inés Migueles, Carolina García Orihuela, Palmira Santander, Marta Ortiz, Míriam Ballesteros...que destacan en coros, chirigotas y comparsas, las mujeres han demostrado no solo talento, sino también valentía frente a prejuicios y silencios. Conceder el Antifaz de Oro a mujeres no es una cuestión de cuota ni de corrección política. Es una cuestión de justicia histórica. Es reconocer méritos reales y trayectorias incuestionables. Es visibilizar lo que siempre estuvo ahí, aunque no siempre se quiso ver. Negar este reconocimiento es perpetuar un relato incompleto del Carnaval. Este galardón debe evolucionar con los tiempos, como lo hace la propia fiesta. Y no hablamos solo de cambiar las reglas, que también lo necesita, sino de aplicarlas con equidad. Porque hay mujeres con más de 25 años sobre las tablas, mujeres que han innovado, que han inspirado y que merecen colgar en su pecho ese símbolo que, hasta ahora, se les ha resistido injustamente porque al incorporarse tarde a este mundo el hombre de menor puntuación en el baremo para conseguirlo, está a una distancia inalcanzable. Tan difícil no es de entender.
El Carnaval de Cádiz es rebeldía, libertad, igualdad y crítica. Si en sus coplas se denuncia la injusticia, ¿cómo vamos a permitir que el propio Carnaval la perpetúe? La concesión del Antifaz de Oro a mujeres no solo es un acto de reparación, sino un paso adelante hacia un Carnaval más justo, y representativo. El carnavalero tiene que abrir su mente y entender que la manera que se concedían los antifaces de oro hasta ahora era un hándicap insalvable para decenas de guerreras y Cádiz no podía esperar más. El antifaz, como la fiesta, también es suyo.