OPINIÓN

La Casa del Carnaval

Espero con ansias llevarme una sorpresa positiva que haga enorgullecerme de mis paisanos y del bien hacer de los que han llevado ese proyecto a la realidad

Nandi Migueles

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En el año 1997 José Antonio Valdivia Bosch, que en paz descanse, presidía la asociación de autores del carnaval de Cádiz, una tarde quedó en su casa con Martínez Ares para mostrarle todo el material documental, bibliográfico y audiovisual carnavalesco que había acumulado durante muchos años y que tenía en su vivienda a modo de pequeño museo, por suerte a mí también me invitó a verlo y me pareció admirable el amor que le tenía al carnaval. Miles de libretos, cientos de horas de grabaciones sonoras y de videos, más de diez gigas de material informático, decenas de croquis de agrupaciones, bocetos, carteles. Tenía hasta una pantalla que bajaba automáticamente del techo para proyectar cualquier imagen o video que se quisiera. En aquel día junto a su directiva decidieron plantear al consistorio la creación de una exposición del carnaval para que dichos enseres sirvieran como primera piedra para crear un gran museo de nuestra fiesta en la ciudad.

Todo esto llevo a que dos años más tarde y tras cientos de reuniones y ofrecimientos privados y públicos a varias entidades como Caja de San Fernando, Diputación, el Monte, el Parlamento Andaluz o la consejería de Cultura, se consiguió que en julio de 1999, en aquella denominada Fundación 1884, se otorgara y apareciera por primera vez la escritura de la constitución de la Casa Museo del Carnaval de Cádiz.

Tras librar cientos de batallas políticas y desencuentros entre administraciones públicas, 26 años después, y sin decirlo muy alto, parece que por fin este próximo jueves día 4 de Mayo se abrirá parcialmente nuestro anhelado museo para algunos visitantes.

Que digo yo que aparte de medios de prensa y personalidades importantes de protocolo correspondientes y patrocinadores, invitaran al menos a los que han hecho posible llenar de contenido esas salas que se van a exponer. Antifaces de oro, autores oficiales y callejeros, artesanos, costureras, diseñadores y otros tantos coleccionistas, estudiosos, donantes o herederos que han dedicado su vida o parte de ella a crear, idear o salvaguardar todo ese material que estará allí expuesto.

Hablar sin saber no está bien, lo que si recuerdo es que en el proyecto inicial que Valdivia y su equipo pretendían, consistía de un inmueble muy original y muy criticado por su innovadora arquitectura situado en pleno barrio de la Viña, en el Corralón. Constaba de diversas salas de exposiciones, salas para talleres, salas audiovisuales, salas de reuniones, unos almacenes de guardarropas y atrezos para más de 2000 disfraces, decorados y elementos de carrozas, un pequeño teatro para representaciones y una cafetería – restaurante. No conozco nada de lo que habrá en el interior de esta nueva Casa del Carnaval pero espero con ansias llevarme una sorpresa positiva que haga enorgullecerme de mis paisanos y del bien hacer de los que han llevado ese proyecto a la realidad.

Sin querer interferir en nada y sin pretender obstaculizar de alguna manera el procedimiento que llevarán a cabo los encargados de dicho proyecto y su puesta en marcha, creo que sería justo y a mi manera de entender que en la vida es de bien nacido ser agradecido, que una de las salas llevara el nombre de Jose Antonio Valdivia Bosch, por aquello que de él partió la primera semilla fecunda para realizar esta Casa del Carnaval que se inaugura ahora, pero sobre todo por lo que luchó por los derechos de los autores y por conseguir ese museo, aunque ya no pueda verlo.

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