OPINIÓN
Provincia de Cádiz, un nuevo curso
La política nacional, aunque presente lagunas, acierta fomentando que cada congresista o senador pueda trabajar en clave provincial
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Iniciar sesiónComo he reconocido alguna vez, una de las cosas que más disfruto en esta etapa es el hecho de poder enseñar el Congreso de los Diputados. Entre pleno y comisión; entre viaje y reunión, busco un hueco y abro los rincones de la casa de ... todos los españoles.
Si el grupo es de alumnos de alguna universidad o colegio mayor, o simplemente no conozco a quienes lo forman, casi siempre pregunto si hay alguien de la Provincia de Cádiz. El motivo es tener una excusa para contar la cantidad de hechos relevantes y anécdotas que presenta este edificio relacionados con nuestra tierra. Evidentemente, muchos de ellos conectados con nuestro pasado como cuna de la primera Constitución española y tercera del mundo.
La Pepa, la Constitución de 1812 es, en sí misma, un ejemplo de cómo nuestra historia es la suma de la acción de lo que hoy son distintos municipios. Cádiz ciudad, San Fernando o Chiclana, entre otros, fueron, cada uno a su manera y con distinto peso, esenciales para ese periodo. Un pasado provincial compartido, que viene de más atrás y que comenzó a fraguarse, en gran parte, en época romana, uno de nuestros periodos más brillantes.
Es cierto que, el hecho de que nuestra provincia cuente con municipios de tantísimo peso poblacional y estratégico, con identidad tan marcada y pasado único hace que, frecuentemente, el sentimiento localista se imponga a lo provincial, andaluz o nacional. Sin embargo, a la hora de la verdad y, en el fondo, nuestra organización diaria es muy provincial.
Trabajamos, vamos a la playa, disfrutamos de la gastronomía, hacemos gestiones, pasamos nuestro tiempo de ocio, usamos infraestructuras o hacemos compras en centros comerciales en clave, habitualmente, provincial. Es decir, si la vida incluye el entorno en el que resolvemos nuestro día a día, la provincia, queramos o no, es nuestra vida. Evidentemente, siempre hay excepciones. Y, aunque nuestra provincia sea grande en extensión, tiene el tamaño perfecto para movernos por ella de punta a punta en un día concreto sin necesidad de dormir fuera de casa, algo que otras escalas territoriales dificultan más.
La política nacional, aunque presente lagunas, acierta fomentando que cada congresista o senador, pueda trabajar en clave provincial. Un tipo de política que, como la municipal, es mucho más pura, real, directa, útil y eficaz.
Un tipo de política que aborda retos difíciles en los que la tónica general es que nos sintamos solos, castigados y abandonados por el Gobierno central, pero que nos permite hablar de campo, de carreteras, de acantilados, de playas, belenismo, carreras de caballos, trenes o aviones. Que, aborda retos esenciales como la seguridad, el empleo o la esperanza de más y mejores oportunidades. Que aquí, en ocasiones, pone un pie en los Estados Unidos o en Reino Unido.
Aunque la política actual deje muchas veces un sabor amargo, cuando se trabaja por nuestra provincia, esa amargura se puede contagiar de nuestra luz y nuestra sal, y acabar dejando un sabor tan agradable como el de nuestra gastronomía que a todos enamora. Comienza, por tanto, otro curso más para intentar pelear por esta tierra al sur del sur, que tanto tiene, todavía, que mostrar.
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