PERSPECTIVAS

La preocupación principal

Hablamos de la vivienda, que en 2018 no estaba ni entre los quince problemas de los españoles y ahora mismo es el primero

Aparece casi diariamente en medios de comunicación y también en redes sociales. Muchos hablan de ello; algunos desde el análisis, otros desde la experiencia propia, pero casi nadie lo termina de resolver. Produce división de opiniones, incluso dentro del mismo espectro político y afecta a ... muchos países. En España se ha convertido en algo prioritario.

Hablamos de la vivienda, que en 2018 no estaba ni entre los quince problemas de los españoles y ahora mismo es el primero. Tras siete años buscando culpables e imponiendo medidas que han traído el efecto contrario al deseado, solo unos pocos defienden ya que este caos no responda a un desequilibrio entre oferta y demanda. En cualquier contexto de escasez de algún bien los precios suben: el Banco de España dice que hacen falta 700.000 viviendas. En la provincia de Cádiz, necesitamos unas 20.000.

Cada año se forman - por distintas circunstancias: inmigración, divorcios, nuevas familias, etc.- casi el doble de hogares que el número de viviendas que se incorporan al mercado. Ese descuadre eleva los precios, especialmente en las principales capitales y zonas más demandadas. En ellas, un anuncio de alquiler recibe, incluso, hasta cientos de llamadas de interesados. Este déficit no es solo numérico sino también responde a un problema de organización territorial, al que se suman otros factores. La receta, por tanto, no tiene un ingrediente único, sino múltiples y variados.

La base es desarrollar suelo donde se pueda y construir más y mejor, no teniendo miedo a crecer en altura si se puede, algo más eficiente que consumir suelo sin criterio. Y no solo se trata de vivienda nueva, sino que, en ciertos lugares, el ingrediente mágico es la rehabilitación. Por supuesto, hay que dar seguridad jurídica, tanto a los que construyen como a los propietarios que quieren poner su vivienda en alquiler, para que la ocupación e «inquiocupación» no sean un problema. Además, teniendo en cuenta que un tercio del coste de una vivienda son impuestos, bajarlos de manera quirúrgica es también un buen «aderezo». Y, por último, hace falta una salsa que lo ligue todo: entender que hacen falta buenos servicios y conexiones para enlazar zonas. Si introducimos a las menos pobladas para ayudar a resolver este reto, nos será más fácil encontrar la salida.

Algunas de estas soluciones son las que ya están poniendo en marcha algunos lugares. Darán sus frutos si no chocan con leyes sectarias que anulen su eficacia. Muchas de esas soluciones son las que Cádiz ciudad necesita y está iniciando, mirando también a su Bahía y a municipios cercanos como apoyo. Desde La Caleta en nuestra ciudad hasta la playa de La Concha en San Sebastián, la vivienda en España se ha convertido en un enredo que la política tiene obligatoriamente que deshacer con gran urgencia.

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