OPINIÓN
Julio
Dos días antes del festivo dedicado al patrón de nuestro país, España se juega, en condiciones de climáticas insoportables y forzada por un interés meramente personal, la elección entre dos modelos
Si mirásemos la vida desde un ángulo positivo, afirmaríamos que cada mes del año tiene su encanto propio. Desde los meses de invierno al otoño, pasando por la primavera y el verano.
El mes que ha comenzado; el mes de julio, con nombre de César de la Antigua Roma, de cantante icónico de nuestro país, de amigo de los de toda la vida o de expresión propia de un tipo con arte como 'Joaquín, el del Betis', es uno de los meses que más jugo e interés contiene.
Julio, además de encarnar el esplendor del verano en su punto más alto, es el mes en el que, generalmente, el estudiante de primaria y secundaria saborea su libertad plena, ya libre de ataduras escolares. Es, también, en el que los universitarios se desprenden de sus particulares grilletes académicos, aunque a algunos les sigan acompañando hasta que llegue septiembre, cuando los cambien por otros nuevos.
Julio es un mes en el que los que quieren evitar el agobio vacacional de agosto, cogen sus días de descanso de manera anticipada. En el que las parrillas de radio y televisión cambian su programación, dando los grandes comunicadores una oportunidad a sus subalternos en el equipo hasta finales del mes número ocho. Muchos políticos, por su parte, también se turnan haciendo guardias por si ocurre algo y hay que hacer declaraciones urgentes en la prensa.
En este mes, la provincia de Cádiz, como otras de la costa española, sufre una actividad frenética. Los atardeceres en la playa, las mañanas soleadas y que solo el mar puede refrescar, o cenar cuando cae el sol una «caballa con piriñaca» en buena compañía, suelen ser actividades disfrutadas por autóctonos y forasteros a partes iguales en julio.
Estos 31 días son, también, conocidos por pertenecer al mes en el que, habitualmente, cumplen años personas de carácter afable y conciliador. En general, buenas personas.
Es julio, además, el mes de dos de las grandes devociones que los españoles, de norte a sur, veneran. Devociones que en nuestra ciudad están muy arraigadas. Porque este mes, en Cádiz, no se entendería sin la Virgen del Carmen. Sin la novena, sin el 16 de julio en la Alameda, y sin el aniversario de la coronación.
Pero, tampoco, se entendería sin el día 25, festividad de Santiago, patrón de España. Un día que, en nuestra ciudad provoca la celebración de alguna que otra verbena, así como que una hermandad señera como la Vera+Cruz haga gala de su apelativo de «hermandad de los gallegos», celebrando una misa en su honor.
Precisamente, este año, dos días antes del 25J, dos días antes de la festividad de Santiago, habrá como todos sabemos, una jornada que marcará el mes, el año, los próximos cuatro y, quizás, gran parte de nuestro futuro inmediato.
Porque, dos días antes del festivo dedicado al patrón de nuestro país, España se juega, en condiciones de climáticas insoportables y forzada por un interés meramente personal, la elección entre dos modelos. Dos modelos que, aunque pueda parecer un análisis banal, fueron perfectamente desenmascarados por «dos hormigas» muy simpáticas a lo largo de la semana pasada en un programa de televisión. El modelo de «hacer las cosas bien, ser serios y pensar en los demás», el modelo de alguien en el que poder confiar, frente al de «yo, me, mi, conmigo» o del «burrito delante, para que no se espante».
España elegirá, por tanto, ese día del mes de julio. Lo harán los españoles votando en una fecha, como decimos, muy próxima al día de Santiago.
A pesar del calor, no hay mal que por bien no venga: seguro que «el Santo patrón», por el bien de todos y del país, ayudará en la medida de lo posible a que el modelo elegido sea el que propone alguien que durante muchos años le fue muy cercano, proporcionándole, a partir de ese día, un «buen camino».
