OPINIÓN

Ibéricos

Lo ibérico, en gastronomía, es sinónimo de calidad. Quizá habría que ampliar ese concepto a muchas más cosas

Muchos españoles tenemos un cariño especial por Portugal. No son menos los portugueses que sienten lo mismo por España.

Sentirnos en el extranjero, pero a la vez muy cerca de casa, es algo mágico que la coexistencia de estos dos países en la Península Ibérica ... nos aporta. Es por ello que, como otros muchos españoles, nunca he ocultado ser un enamorado de «lo portugués».

Su arquitectura - tanto histórica como contemporánea- ; sus playas, que me recuerdan tanto a las de mi provincia de Cádiz, aunque con el agua algo más fría; su comida; su gente e incluso su idioma, me han fascinado desde que tengo uso de razón. Tanto es así que, hace unos cuatro años, aprovechando una escapada al país vecino, publiqué una columna llamada «La raya Portugal» en la que me recreaba en todo eso que, de manera muy breve, cito en este párrafo.

Este fin de semana, visité de nuevo Portugal, pero por motivo profesional y no puramente personal: la celebración de un encuentro de trabajo entre jóvenes de los principales partidos de centro-derecha de ambos países para poner en común retos y soluciones. En esta ocasión la energía, la vivienda, la economía o el reto de la emigración, entre otras actividades, ocuparon nuestros días.

Una vez más, concluimos que es más lo que nos une de lo que nos separa, aunque los colores políticos que gobiernan cada país provoquen, actualmente, efectos distintos. Portugal, con Montenegro a la cabeza, está haciendo las cosas con sentido común. En cambio sobre España no hace falta decir nada que no sepamos: drama absoluto.

Pero quizá la reflexión más bonita de este encuentro, y que está relacionada con algo que en alguna ocasión he intentado defender en estas líneas, es que la unión no debe servirnos solo para resolver retos pendientes y «copiarnos» mutuamente. Sino para, juntos, abrir oportunidades y exportar nuestra manera de ver la vida.

En un momento en el que las «ideas de la frialdad» están empezando a ser puestas en duda, países como España y Portugal - así como otros del arco mediterráneo, cuya base cultural es en sí misma una refutación de esas ideas, deben estar más en comunión que nunca. Porque tienen una manera originaria de ver la vida, que bien combinada con otros elementos, es la solución a muchos de los retos que plantea nuestro tiempo.

Lo ibérico, en gastronomía, es sinónimo de calidad. Quizá habría que ampliar ese concepto a muchas más cosas. Y es que, puede que haya llegado el momento de volver a ser lo que fuimos, siendo conscientes del potencial que tenemos si estamos unidos.

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