Opinión
Cuenta lo que fuimos (II)
En esta ocasión, «contar lo que fuimos» es sinónimo de reflexionar sobre lo celebrado el pasado 12 de octubre.
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Iniciar sesiónEste título, que tiene un significado especial, no es la primera vez que lo publico en una columna. La vez anterior buscábamos contar que, experiencias pasadas en nuestra vida, solían definir nuestros caminos. En esta ocasión, «contar lo que fuimos», es sinónimo de reflexionar sobre ... lo celebrado el pasado 12 de octubre.
Un día que solemos asociar a desfiles militares, a la Virgen del Pilar y a recordar vínculos con nuestros hermanos de «ambos hemisferios».
Tres hechos que, aunque deberían ser motivo de unión, acaban con frecuencia convirtiéndose en detonadores de división. Y eso es, entre otras cosas, porque solemos olvidarnos de «conocer lo que fuimos». Porque la historia no nos llega como debería: con objetividad, entendiendo cada circunstancia y sin revanchismos.
Dos de los símbolos de este día: las Fuerzas Armadas y la tradición católica española, suelen ser motivo de escándalo para cierta parte de nuestro tablero político. El tercero, nuestra relación de pasado, presente y futuro con América es otro de esos temas en los que escuchamos que buscan enfrentar y enterrar nuestras raíces.
No hace mucho tiempo escuché que Ciudad de México y Buenos Aires se encontraban, prácticamente, a la misma distancia que Madrid y Nueva Delhi. Y no mucho más lejos de lo que, desde la capital de España, está Pekín. ¿Cuántas culturas e idiomas existen si cruzamos todo el Oriente? ¿Cuánto en común encontramos entre Ciudad de México y Buenos Aires? La respuesta es obvia.
Aunque España ahora no esté para dar lecciones de buen funcionamiento institucional, por historia y por futuro deberíamos tomarnos muy en serio lo que ocurre «al otro lado del charco». Y eso empieza por tener claro distinguir el bien del mal. Poniendo freno a quienes, habiendo sido presidentes de nuestro Gobierno, apoyan a los que han destrozado países enteros, o a quienes se atreven a criminalizar a quienes han ganado el Premio Nobel de la Paz, como María Corina Machado, simplemente porque no son de su agrado.
Nuestra responsabilidad es evidente. Nuestros lazos son reales, y es necesario recordarlos cada 12 de octubre. Tales son éstos que, ayer, mientras Morante se cortaba la coleta en Las Ventas, quien se emocionaba a mi lado, no era sevillano, sino mexicano. Tales son nuestros lazos con países como Venezuela que, cuando llegaron allí nuestros antepasados, el primer lugar que fundaron, «Nueva Cádiz» lo llamaron. Además, esta semana la «capitalidad de la Lengua Española» que ostentó nuestra ciudad ha viajado hasta Arequipa, a la que tres volcanes rodean. Por eso, «contar lo que fuimos» es no renunciar a ese pasado, y avanzar hacia un porvenir que está lleno de oportunidades y es tremendamente necesario.
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