PERSPECTIVAS

Calor de verano

Este año, a las altas temperaturas recientes y, como consecuencia de los desgraciados incendios que hemos sufrido también en nuestra provincia, se ha sumado un aumento del «calor político»

Prometo me propuse dejar a los lectores que descansaran del «politiqueo patrio» - como suele llamarlo el bueno de Ángel Expósito - en estas columnas de agosto.

Era buen momento de hablar de las puestas de sol, de la paciencia, de los amigos, la familia, de los ... que hacen turismo o de nuestras raíces. Es decir, un mes para no «dar la turra» con peleas que aburren a una parte no despreciable de españoles.

Sin embargo, tanto ha cambiado la política desde que Sánchez es presidente que ni ese descanso se respeta. Solo parece quedar en estos días un descanso en pie: el del Palacio de la Mareta.

Tan entretenidos han sido últimamente los meses de julio y agosto en lo político que, hace dos años, por estas fechas, se celebraba, tras la Asunción, la Sesión de Constitución de las Cortes, en la que senadores y diputados jurábamos el cargo después de elecciones en pleno verano.

Este año, a las altas temperaturas recientes y, como consecuencia de los desgraciados incendios que hemos sufrido también en nuestra provincia, se ha sumado un aumento del «calor político»

Es un clásico ya, como la canción del verano que, cada vez que hay una catástrofe, el Gobierno central haga dos cosas: primero, destruir por todos los medios la verdad y, segundo, poner las zancadillas necesarias para que la gestión de la catástrofe sea lo más difícil posible por parte, normalmente, de Comunidades Autónomas donde gobierna el contrario.

En este contexto de catástrofes con calor asfixiante, no solo por el verano, sino por el clima insostenible que se vive en la política, vuelven a emerger figuras que solo aportan algo a los hooligans. Figuras de gatillo rápido en redes sociales que «queman los puentes» de la razón. Figuras ya conocidas por la afición que, en vez de barrer su casa y sostener lo que se cae a cachos - en este caso catenarias y trenes-, se dedican a hacer chistes de mal gusto con lo que tengan a mano.

Qué pereza, como la que entra cuando el calor aprieta, tiene que dar al observador externo que, desde su descanso, se asoma a la política y ve que, en ciertos sectores, se premia y se halaga más a esos perfiles que a quienes, hasta los últimos días de su vida, trabajaron para defender la dignidad del lugar al que representaban o representaron aunque eso significara ir contra el rumbo que había tomado su propio partido.

La vida, a veces, nos presenta situaciones que parecen cruzarse como el sol con el océano en una puesta de sol. La última, sin duda, es el hecho de que Javier Lambán, que representó exactamente eso, especialmente en su última etapa, se haya ido de este mundo en la misma semana en la que, de nuevo, desde el Gobierno se aprovecha cualquier cosa para seguir dividiendo a los españoles.

Descanse en Paz. Ojalá la política nos diese más figuras así que, independientemente del color político, ayuden a sobrellevar mucho mejor el calor que esta actividad produce en vez de aumentar la temperatura y que, últimamente, es más insoportable que el de cualquier ola de verano.

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