Opinión
Cuánto vale
Las relaciones humanas tienen matices, conflictos, silencios incómodos y momentos de aprendizaje
Hace poco leí un artículo que me dejó pensando. Hablaba de cómo el capitalismo ha aprendido a vendernos hasta la soledad. No es que sea algo completamente nuevo, pero la manera en que lo describía era como poco inquietante: primero fue el cuerpo, luego el ... tiempo y ahora, los vínculos. Lo que más me llamó la atención es cómo ahora pagamos por conectar con otros, aunque esos otros ni siquiera existan. Es decir, estamos llegando al punto de pagar por la ilusión de compañía, por amigos imaginarios diseñados por empresas tecnológicas.
Personalmente, creo que esto dice mucho de la época en la que vivimos. Las redes sociales ya nos habían acostumbrado a medir nuestra vida en likes y seguidores, pero ahora la tecnología va un paso más allá y nos ofrece compañía a la carta. Aplicaciones y asistentes virtuales que te escuchan, te responden, y hasta te preguntan cómo te sientes. Todo muy cómodo, todo muy a mano, pero también todo muy artificial.
Ante esta nueva realidad no puedo evitar preguntarme qué perdemos en el camino. Hablar con alguien que siempre está de acuerdo, que nunca se cansa ni te contradice, puede parecer ideal, pero no es real. Las relaciones humanas tienen matices, conflictos, silencios incómodos y momentos de aprendizaje. Cuando delegamos esa parte tan esencial de la vida en una aplicación, corremos el riesgo de olvidarnos de cómo se construyen los vínculos de verdad. Para que luego nos preguntemos de dónde vienen tantos casos relacionados con la salud mental.
Entiendo que la soledad es un problema real y que la tecnología puede ayudar a paliarla en ciertos casos. Pero me cuesta ver como solución definitiva el hecho de pagar por una compañía que, en el fondo, no existe. Creo que deberíamos pensar en cómo recuperar las relaciones y las oportunidades para encontrarnos con otros, en la vida real, aunque sea más difícil. Al final, la compañía auténtica, por poca que sea, no debería de ser una moneda de cambio más.