Siempre vuelve

Y aquí estamos otra vez, con Gaza. Las condenas diplomáticas, las suspensiones de acuerdos o los llamados urgentes se acumulan sin más. Son como esas conversaciones que tenemos una y otra vez con la misma persona sobre el mismo tema. Sabes cómo van a terminar, pero sigues ahí, esperando que esta vez sea diferente. Y no lo es. Porque hemos convertido el «nunca más» en una muletilla. Lo decimos como quien dice «que tengas buen día» al salir del ascensor: sin pensarlo, sin sentirlo realmente.

Pero si hay algo que me decepciona sinceramente de estas situaciones es creer que aún hay esperanza. En medio del desastre, siempre hay alguien que no se rinde, alguien que sigue exigiendo justicia, que sigue creyendo que las palabras pueden cambiar el mundo. Ilusos.

La historia nos demuestra que el horror siempre encuentra la forma de regresar, bajo nuevas banderas, nuevos discursos, nuevas excusas. Al final, lo único que parece inmutable es la costumbre de mirar desde lejos. Y así, la historia sigue su rumbo, indiferente a las palabras, a los recuerdos y al ánimo de millones de buenas personas que mantienen la esperanza de que nada de esto vuelva a ocurrir. Pero no saben que, hagamos lo que hagamos, la tragedia siempre encuentra el modo de volver. El motivo, no lo sé. Si ustedes lo saben, háganmelo saber por favor.