Opinión

Al son del chupinazo y el balón

Mientras escribo estas líneas, veo a los mozos corriendo delante de los toros en la capital navarra, con el corazón en un puño y los bolsillos llenos de ilusiones

Mariama Amarzaguio

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Dejó dicho el escritor José María Iribarren que Hemingway, ese viejo lobo de mar de las letras, se enamoró de Pamplona como quien se enamora de una mujer imposible. Pero lo que no sabía el bueno de Ernest es que, años después, serían los Sanfermines ... y un balón los que harían latir el corazón -y también la cartera- de España entera.

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