Manuel López Sampalo

La enfermedad del columnista

El columnista es contradictorio, caprichoso y codicioso: quiere el celibato y una amante, una huelga de hambre y un banquete

Manuel López Sampalo

El columnista busca la soledad. La necesita. Conoce el peligro que conlleva ir hacia ella, que es no poder volver, pero lo asume. Se resigna a quedarse solo, como un viejo a la muerte. --«Aunque muera contigo, por dios, Soledad, solamente te pido que no ... me abandones»-- Porque la soledad es una isla que se alcanza en bajamar, caminando por las rocas, y la marea está subiendo. En realidad el columnista quiere vivir en una torre como la de Montaigne --donde limitarse a leer, pensar y escribir-- pero con wifi y un pub a 500 metros en el que aparte de cerveza Alhambra sirvan boquerones fritos y papas aliñás.

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