Los males de la Semana Santa (III): La lentitud

No es lógico que nuestras Hermandades, que la que más saca es 360 hermanos, tarden tanto en pasar todo su cortejo por el mismo punto. Entiendo que en determinados puntos de los recorridos, ya sea porque es un sitio especial o porque la dificultad del recorrido lo requiera, se baje el ritmo del andar de la corporación pero no que la tónica general sea la de andar bajo de revoluciones, haciendo, en algunos casos, interminable el paso de la Hermandad.

Esto conlleva, en muchas ocasiones, el cansancio del público en general, el cual ya deja de prestar atención y se producen escenas de las que después los cofrades nos quejamos, como son los niños correteando por entre las filas de los hermanos de fila, el publico alimentándose como si de una acampada veraniega en la Canteras se tratara o la consiguiente pérdida de atención del respetable. Ocurriendo, en muchas ocasiones, que este último no hace gala a ese término, poniéndose a charlar a cualquier volumen o sobre cualquier tema sin respetar lo que de verdad está pasando por delante de ellos.

Sé que muchos le echaran las culpas al estilo de carga en nuestra ciudad y pueden que en algo lleven razón pero no creo que sea la única razón de este lento caminar de las Hermandades y Cofradías. Es cierto que el andar del cargador gaditano es más lento que el de otros estilos de portar los pasos. Puede ser que nuestra forma de posicionarnos en el palo a la hora de cargar nos dificulte más la movilidad dentro del paso y eso repercuta a la hora de andar con el paso sobre el hombro pero no creo que sea el responsable de la tardanza a la hora de andar de nuestras Hermandades, y lo digo porque la Hermandad del Despojado, que es la que tiene el recorrido más largo de Cádiz, es la que anda más rápido, según el estudio. Esto lo que demuestra es que el que quiere andar rápido lo hace sin necesidad de cambiar la forma de cargar de nuestra ciudad.

Es por eso, que entiendo que, en definitiva, la lentitud de nuestras Hermandades es en muchas ocasiones debida a las propias Juntas de Gobierno, las cuales, y no otros, son los que deciden como van a andar sus hermanos en la salida procesional. En este sentido, muchos anteponen la exhibición en la calle que el bienestar de los hermanos que salen a hacer su Estación de Penitencia, torturando en no pocas ocasiones a aquel hermano que se decide a vestir la túnica con parones innecesarios o con horas de más en el recorrido. Esto podría responder a otro de los males que nos afectan como es el escaso número de hermanos que se deciden a salir con su hábito acompañando a los Titulares, y es que para muchas personas, sobre todo para los más mayores, se le hace un suplicio el hacer Estación de Penitencia con su Hermandad.