Opinión

Collage

Pocos artistas se han desenvuelto en el collage con el embrujo de Henri Matisse

Si la abstracción fue la gran aportación estilística del siglo XX a las artes plásticas, ésta se desarrolla con especial coherencia en la técnica del collage, pues respira una libertad que conduce a las sorpresas, los juegos y la improvisación. Pocos artistas se han desenvuelto ... en el collage con el embrujo de Henri Matisse, a quien se le tiene por el primer pintor moderno, ya que él prescinde de la perspectiva, es decir del afán de representar las tres dimensiones que percibimos en el espacio euclidiano, y ciñe sus creaciones a las dos dimensiones del lienzo o de la tabla que maneja. Juan Gris y Picasso recurren al collage en sus cuadros cubistas. David Hockney sostiene que el collage es el arte de nuestra época y lo entiende como capas en el tiempo. Algunos autores emplean el collage en maridaje con la pintura, con creaciones de técnica mixta. No es extraño que un diseñador gráfico como Emilio Gil realice su producción puramente artística mediante el collage como técnica exclusiva, ya que antes de la implantación de las tecnologías digitales en el diseño editorial, el ‘corta y pega’ era forma habitual de trabajo por parte de los creadores de esa generación, como: Alberto Corazón, Enric Satué, Cruz Novillos y Roberto Turégano.

En la ciudad de Cádiz, los amantes del arte disponemos de una excelente ocasión para disfrutar una refinada muestra de esta técnica plástica. Emilio Gil (Madrid 1949) y José María Cortés (Sevilla 1954) presentan una sugestiva selección de trabajos producidos entre ambos tras cuatro días de encierro en el taller del conocido diseñador en Alcuneza (Guadalajara). En esto Emilio se parece a Le Corbusier, a quien se considera padre del Movimiento Moderno, el maestro suizo trabajaba por las mañanas los proyectos de arquitectura en su despacho de París, para disfrutar las tardes en otro lugar, un estudio más reservado para pintar. Él decía: «El arte no es adorno, su único objeto es suscitar emociones». La exposición de Emilio y José María en Cádiz, en la sala del colegio de arquitectos, viene a demostrar esto, a través de una serie de collages realizados en cadena, donde uno ha comenzado, el otro continua. Cada uno ha trabajado un cuadrado de 30 x 30 cm, fondo gris para José María, mientras que Emilio ha pegado sus retales sobre cartulinas negras, un encadenado del trabajo de los dos creadores, donde uno llega, el otro prosigue.

La exposición se titula mediante una frase de Paul Klee: ‘Dibujo un punto y lo pongo a viajar’, ésta es la manera a través la cual Emilio y José María han desarrollado sus trabajos de creación libre, sin encargo y sin cliente, como oposición a sus quehaceres respectivos, uno como diseñador gráfico, el otro como arquitecto. Emilio declara que siempre comienza colocando una pieza sencilla en el centro del formato para que se ponga a viajar. Así enlazan retales que proceden de otros tiempos y otros lugares, a la manera que los dadaístas denominaban ‘cadáver exquisito’. Emilio Gil fundó en 1980 Tau Diseño, una de las empresas españolas pioneras en este oficio, él mantiene una intensa actividad en tiempos turbulentos con su sonrisa de tipo grandullón y bueno. Fue comisario de la muestra ‘Cien años de diseño grafico en España’, es un amable maestro y agradezco la gentileza de haber reseñado alguno de mis modestos trabajos. La amable sensibilidad artística de José María Cortés le cualifica como el optimo compañero para esta aventura.

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