El Apunte

Las grietas de la base del sistema sanitario

El ciudadano que cumple con sus impuestos espera que la Administración le devuelva lo mínimo: que cuando se ponga malo, le atienda un médico

Una anciana acude al centro de salud acompañada. Antonio Vázquez

El sistema sanitario ha aguantado los embates de la durísima pandemia, pero las acometidas han producido grietas en sus pilares. El servicio de atención primaria, clave en la sociedad, se encuentra absolutamente colapsado con consecuencias lamentables que por desgracia son difíciles de calibrar. Porque hay ... muchos ciudadanos que tienen Covid, pero aún hay bastantes más que presentan otras enfermedades, patologías y dolencias que no tienen nada que ver con el coronavirus pero se pueden agravar muchísimo por su directa incidencia. No hay mayor desesperación, incluso indignación, que encontrarse enfermo y que Salud no responda.

Es tan fácil como hacer una simple llamada para comprobarlo. Tener una cita con el médico de cabecera, vía telefónica, se ha convertido en todo un reto. En numerosos centros han cerrado la agenda en la aplicación móvil y comunican o no descuelgan el auricular al intentarlo desde el móvil. ¿Por qué? Los profesionales están ocupados con las labores de atención, rastreo y seguimiento a los pacientes con coronavirus o sospechoso de ello. Suerte que la incidencia en la provincia de Cádiz ha sido menor en comparación con regiones vecinas y por supuesto con comunidades como Madrid, las Castillas y Navarra o el País Vasco.

La Consejería de Salud reconoce esta «congestión en determinados centros de salud», que provoca a la par un efecto dañino en este círculo vicioso: al no haber atención presencial, hay que llamar por teléfono pero como no existe nadie al otro lado del aparato, se acaba yendo presencialmente al centro de salud. En plena pandemia, la solución para evitar contactos y aglomeraciones acaba derivando en el mismo problema que se pretende solventar. Se anuncian medidas, contrataciones para reforzar unos servicios sobrecargados, y se lamentan ahora de la escasez de médicos por la fuga tanto al extranjero como a la empresa privada. Uno se acuerda de Santa Bárbara cuando truena.

Mil y una explicaciones que no interesan a ese ciudadano que cumple con sus impuestos para que la Administración le devuelva lo mínimo en un Estado de bienestar: que cuando se ponga malo, le atienda un médico.

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