De loterías y churros

Y eso pasó el pasado domingo, cuando la niña cantó por error un segundo «Gordo» creando las suspicacias de nuevo, pero no es de extrañar con el ambiente de desconfianza que vivimos hoy en día, yo en ningún momento pensé que era tongo, más que nada porque ya había salido el «Gordo» y porque estoy acostumbrada a ver los chiquillos liarla a veces en los sorteos, pero entiendo que esta vez haya cierto recelo porque ella dice que sabía que eran mil euros, pero que un chico le dijo que dijera cuatro millones, ¿quién era ese chico, pues?

Me imagino que otro alumno con los nervios a flor de piel, pero…pues eso como tengo un toque cotilla me quedé con las ganas de saberlo, ya podían lo responsables de la LAE terminar de contar la anécdota y no escudarse en la inocencia y nervios de uno chiquillos, en fin un churro todo como siempre.

Y hablando de churros me gustaría comentar que San Fernando pierde otros de sus negocios icónicos «Patatas fritas y churros Antonio» que después de ochenta años no encuentra relevo generacional, ni en su defecto contractual, los primeros porque tienen otros oficios y estudios en mente, y los segundos porque eso de meter la masa en la manga y menear el palo en el aceite es muy cansado y más en fin de semanas y festivos, ya se sabe que la hostelería es muy «pensioná» y no a todo el mundo le cunde, yo estuve unos años en el gremio y mi respetos a todo el que curra ahí.

En resumen: que una persona sola no podía hacer frente a la carga de trabajo, así que se pierde otro negocio con base de oficio tradicional lo que es una lástima porque no creo que la IA se capaz de hacer churros frescos. Al menos a ver si me toca algo en el «Niño».