OPINIÓN

No hay vergüenza

La condición humana no sabe de la infinitud de su maldad genética, y la expresa de vez en cuando de manera cruel y salvaje

José María Esteban

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Siempre supone un gran pellizco el recuerdo de lo ocurrido en Alemania y otros países el pasado siglo. La segunda guerra mundial, supuso la pérdida del mínimo honor y respeto de la naturaleza humana. Vinieron luego otras más locales, igual de cruentas. La condición humana ... no sabe de la infinitud de su maldad genética, y la expresa de vez en cuando de manera cruel y salvaje. Estos sucesos nos confirman que seguimos siendo los animales más perversos existentes, aunque escudados en la taimada forma racional, con la que intentamos vestirnos. Ya W. Somerset Maughan hablaba por 1915 de las servidumbres de nuestra condición en franca esclavitud, explotación, sumisión, sometimiento, sujeción y yugo.

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