OPINIÓN

La herencia animal

Solo me preocupa que esta modificación poblacional de perros y gatos por niños o personas, llegue a una explosión demográfica difícil de contener

En casa siempre hemos tenido animales. Me refiero a los irracionales, o sea gatos, perros o algún que otro cantarín enjaulado. Comienzo defendiendo la necesidad de acompañarnos con ellos, domésticamente hablando, como una segura y bondadosa necesidad. Avanzando a diario, vemos como la tenencia, sobre ... todo de perros, más visibles y amistosos que los gatos, que son más discretos, tiene un desarrollo desaforado, y en algunas ciudades como ésta de Cádiz, una aglomeración algo desmesurada. No estoy en contra, solo digo que la cantidad es cada vez más evidente.

En ciertas horas para el desahogo animal, bien al amanecer o al atardecer, las calles pueden convertirse en un continuo San Antón. Hay situaciones algo chocantes, ya que a veces si te asomas a un cochecito, donde buscas la tierna mirada de un bebé, es probable que encuentres un caniche o perro de agua, situado en su trono como el gran rey de la casa. También, no uno sino varios acompañantes, reliando los mandos a distancia y peligrando a su paso tu verticalidad en los enredos. Sus saludos, que también tienen derecho a ello. a veces son amables, pero en otras, chirriantes ladridos de posesión geográfica del lugar o complejo de tamaño, que sobresaltan e incomodan mucho. No digamos la mutación de las rutas en marismas de laguitos, y los imposibles intentos de borrar los orines con detergente, aumentando la mancha úrica y manchando más las calles. No digo nada en el caso de que el animalito tenga descomposición, imposible recogerla.

Solo me preocupa que esta modificación poblacional de perros y gatos por niños o personas, llegue a una explosión demográfica difícil de contener. Temo que con esta densidad los animales domésticos se conviertan en nuestros auténticos herederos. Veo complicado que puedan tener personalidad jurídica para ir a firmar en el notario o en hacienda para heredar las propiedades de sus dueños, y que no coticen para que en el futuro la pensiones no se tengan que reducir. Todo por tanta necesidad de cariño humano, como vemos cada día. Salud.

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