Aranceles propios y ajenos

Comentamos mucho sobre aranceles y subidas de precios. Como una nueva pandemia que cierra restaurantes y comercios, la ausencia de control mundial acumula beligerancia y procura una histérica subida. A rio revuelto ganancias de pescadores. Estamos atentos a peleítas de comics con protagonistas fatuos, pero no a nuestros derechos. Económicamente íbamos bien, debe ser por las subidas que pagamos los mismos en este desmadre económico. Solo se pierde si se venden las acciones. Mañana inventaran otro sobrecosto y a tragar quien compre. Nos han situado tres locos y medio, en un mundo de subastas a cuál más machirulo. Un teatro cuyo nudo, esperemos, no nos lleve a un lamentable desenlace

Hay un concilio de ganancias que nadie evita y una acumulación imposible de controlar. Subidas contradictorias y ajenas al común que alcanzan valores estratosféricos. No seamos torpes, si ha subido el agua es porque está lloviendo; el transporte cuesta más porque el petróleo ha bajado; y la luz porque hay más bombillas. Los precios dependen de madre natura, no de los hombres, aunque algunos quieran dispararlos. Día a día se nos engaña para disimular la poca vergüenza de casi todos. Un mundo donde solo importa el color de tristes pelos y llamativas gorrillas para armarnos hasta los dientes.

Antes era la oferta y demanda, ahora un arancel mañanero con un pellizco de venganza. La luz se pone al doble del día anterior porque, me temo, se aventura una noche oscura y larga. Salud.