Opinión

El retrete

La esposa del presidente no trincaba, no se le conocía ningún hermano sinvergüenza y Renfe devolvía el importe del billete si el tren se retrasaba cinco minutos

José Colón

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Dos de Febrero de 2013, sábado. El país andaba sacudido por el escándalo de «los papeles de Bárcenas» y una supuesta «contabilidad B» del Partido Popular. La Moncloa anunció una rueda de prensa del Presidente del Gobierno y la expectación era notable. Serían las dos de la tarde y servidor se encontraba en un bar cercano al Hospital de San Rafael, por cuestiones que no vienen al caso, con la tele encendida. De repente se interrumpió la programación y surgió el Esperpento: un presidente del Gobierno, elegido por mayoría absoluta para reparar el daño que Zapatero había hecho a la Nación, exculpándose a través de un plasma, negando los hechos, cuestionando las informaciones publicadas y defendiendo la honestidad de su partido y su compromiso con España.

No había prostitutas por medio, ni cocaína. La esposa del presidente no trincaba, no se le conocía ningún hermano sinvergüenza y Renfe devolvía el importe del billete si el tren se retrasaba cinco minutos. Y se lio la de San Quintin. La izquierda comenzó a montar el pollo, acosando y escrachaeando a los «populares» allá donde estuvieran. Se realizaban programas de televisión donde se denunciaba la pobreza energética de los hogares y el expolio tributario con el que el ministro Cristóbal Montoro exprimía a una clase media que aún por aquella época existía.

Pero la reacción más letal para aquel partido tan acostumbrado a defraudar a sus votantes vino de entre sus propias filas. No fueron pocos quienes aquel día dieron la espalda a esa «cara B del PSOE» y dieron su confianza a otros proyectos, menos hipócritas y aparentemente más honestos. Alguno acertaron, otros no. Pero lo significativo es que dieron la espalda a quien daba vergüenza más que ajena.

Hoy, con la que está cayendo, las encuestas conceden al PSOE una horquilla de 107-111 diputados. Con estos datos, se hace evidente la necesidad de dotar a la cisterna de algún disolvente potente. No es normal tanta impregnación.

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