Al Filito | Opinión
De Joseph Haydn al Chano el de la Chana
Hubo un tiempo en el que un sacerdote encomendaba, al músico más célebre de Europa, que compusiera una obra para acompañar unos ejercicios espirituales celebrados en un pequeño oratorio de Cádiz
De pequeño me fascinaban los itinerarios de Semana Santa. En especial, me atraía la reseña del Sermón de las Siete Palabras, en la Santa Cueva. Todo me parecía místico, profundo y misterioso. Y tuve la suerte de descubrirlo el pasado Viernes Santo.
Conducido por el sacerdote Andrés Muñoz, en la Catedral de Cádiz, junto con la interpretación del cuarteto de cuerda «El Concierto Ylustrado», sumió al menos ilustrado -servidor- en un precioso estado de meditación y contrición. Elevación esta que, sin embargo -¡ay!-, no logró hacerme olvidar la indignación que experimenté al ver las fotografías, compartidas por redes sociales, en las que se mostraban las consecuencias de la «Madrugá» y su rastros y restos de suciedad, incivismo y vergüenza.
Que la concesionaria municipal de limpieza y el concejal delegado del ramo, por falta de diligencia o dejadez, hayan permitido que se traslade la imagen de que esta capital de provincia siga gobernada por un «kichi» cualquiera, debe tener consecuencia inmediata. Eso por delante.
Pero de nada sirve sancionar a la empresa o destituir al edil mientras continuemos siendo benevolentes con manadas de salvajes. Gentes que carecen de consideración alguna hacia el bien común, que solo entienden su amplio abanico de «derechos» sin contraprestación alguna y que permanecen impunes, arropados en la complacencia municipal. Actúe usted igual y ya verá lo pronto que le llega la multa. Una carga insoportable, sobre todo porque lo que no se comparte es el costal tributario. Y eso pasa aquí, en Triana y en Zamora.
Hubo un tiempo en el que un sacerdote encomendaba, al músico más célebre de Europa, que compusiera una obra para acompañar unos ejercicios espirituales celebrados en un pequeño oratorio de Cádiz. Hoy el encargo se haría al ganador del tercer premio del certamen celebrado en el tablao del barrio y el alcalde descubriría un busto suyo en una plazoleta… Y ya va siendo hora de que resucite aquel espíritu.