al filito
La complicidad
El futuro de España pende de un hilo. Si no se produce autocrítica profunda y acción decidida para restablecer la confianza, la erosión actual podría desembocar en una crisis de consecuencias imprevisibles
La debacle del Partido Socialista Italiano en los noventa y la rastrera huida de Craxi, reveló cómo la connivencia entre poder y corrupción puede pulverizar la confianza ciudadana, dejando una herida profunda en el tejido democrático. En España, esa misma década, nuestro partido «obrero» también ... nos dejó buenas muestras de cosanostrismo identitario. Pero no fue suficiente.
Tras ocho años de gobierno aznarista, con cotas de empleo y bienestar envidiables, los de los cien años de honradez regresaron con una fuerza equiparable a la dinamita necesaria para volar un tren. Fieles a sus principios, volvieron a arruinarnos, en proporción directa al enriquecimiento de sus líderes. Y aquí los tenemos otra vez.
El Partido Popular también ha contribuido a la desilusión generalizada. Décadas de alternancia en el poder han generado estancamiento y desconfianza hacia un sistema de inercias y privilegios compartidos. Y la ciudadanía, ya, demanda una ruptura tajante.
El vacío de credibilidad ha sido caldo de cultivo para el ascenso de propuestas políticas alternativas que han capitalizado este hartazgo. Estas formaciones, desacreditadas por esbirros mediáticos, representan la voz de una enorme parte de la sociedad que exige un cambio de rumbo, una reacción visceral a la tibieza y autocomplacencia.
La desafección no se limita a los partidos. Se extiende a instituciones que deberían ser pilares de integridad. Para eso se les paga. La ausencia de acción del Rey ante el desmantelamiento mafioso de la estructura del Estado ha provocado un serio quebranto en su autoridad. Cuando el monarca se muestra ineficaz o silente ante la crisis de valores que asola el país, su rol se diluye y la confianza en la totalidad del sistema se debilita.
El futuro de España pende de un hilo. Si no se produce autocrítica profunda y acción decidida para restablecer la confianza, la erosión actual podría desembocar en una crisis de consecuencias imprevisibles.
O quizás algo peor.