OPINIÓN
Y ahora una guerra mundial
La sociedad del siglo XXI parece vivir al margen de la realidad con la que coexisten
Hace años dije que iba a aprender a coser botones ya que, cuando llegase la gran guerra, no iba a estar para irme al frente. En una historia cíclica como la nuestra, cada centuria ha tenido su epidemia, sus guerras menores, su gran guerra (al menos europea), sus épocas de vivencias locas y de crisis sistémica. Y en lo que va de siglo XXI, apenas un cuarto, ya llevamos unas cuantas de esta suerte de revival histórico.
Y sí, ahora una guerra mundial. Es lo que toca. Solo que las guerras ahora son diferentes: se retrasmiten en tiempo real, no hacen falta ejércitos numerosísimos y los frikis del pasado, encerrados en su bunker en Oklahoma o dónde toque, con sus aparatitos, sus drones y sus ordenadores son la punta de lanza de la lucha.
El resto de la guerra es marketing. Conseguir que tus victimas sean virales para sensibilizar al contrario en una guerra cibernética y online de soldados de TikTok. Ya nada es como era, vivimos en una suerte de Black Mirrow en el que la realidad y la ficción se mezcla. Acostumbrados a acontecimientos históricos sin precedentes que no afectan a nuestras vidas, más allá de llenar nuestras pantallas con sus imágenes.
La sociedad del siglo XXI parece vivir al margen de la realidad con la que coexisten. Con una crisis económica sistémica y otra democrática que hace que los totalitarismos crezcan en todo el mundo frente a la «invasión» de los migrantes, ahora convertidos en el enemigo. Un enemigo que tampoco es real, ya que el verdadero enemigo es el capitalismo desenfrenado en manos de unos pocos, capaces de provocar guerras en África para seguir controlando el coltán.
El enemigo es el choque de culturas entre una sociedad avanzada que encontró en la educación y la formación la forma de crecer (la Europa cristiana e ilustrada), frente a otra que vivió la cultura de la muerte, la guerra y la explotación, alejando a los niños de las escuelas para ponerle un fusil en las manos mientras encerraba a las niñas en un burka. Así que sí, ahora una Guerra Mundial, pero más profunda de lo que nos pensamos.