OPINIÓN

La batalla cultural

Se necesita renovar parte de su propio personal, apoyándose en aquellos que siempre han demostrado un interés autentico por la Cultura (sin ideologías)

Javier Fornell

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La izquierda de este país ha sabido, siempre, capitalizar la cultura para demostrar su superioridad moral. Lo han hecho tan bien que, pese a la larga dictadura franquista, en el siglo XXI todos conocemos la figura del genial Federico García Lorca y su final; pero pocos conocen la suerte corrida por el también genial Pedro Muñoz Seca. El uso de la cultura es tan impactante por la izquierda que incluso han conseguido patrimonializar la republica negando la existencia del republicanismo de derechas.

Y para evitar eso, la derecha, con el PP a la cabeza, debería comenzar a luchar la batalla cultural. Alejarse de la casposidad de los José Manuel Soto y sus similares, para demostrar que sí tienen un interés real por la literatura, el teatro y las artes. Hacerlo, además, sin el sectarismo que se muestra en algunos ayuntamientos a la hora de realizar censuras sin sentido a obras clásicas. O, al menos, dando razones reales para dichas censuras (desnudos en horario infantil; adaptaciones politizadas para atacar a un sector poblacional; etc… )

En Cádiz, Bruno García aseguró que iba a potenciar el libro y a la primera oportunidad ha demostrado que es una promesa con visos de realidad. En la Gran Regata de este septiembre ya habrá una sección literaria. Paso enorme para una ciudad que ha visto como en los últimos años la Cultura ha sido patrimonializada por un grupo reducido, la mayor de las veces con el apoyo del Ayuntamiento de Kichi. Y, por supuesto, con la complicidad necesaria de una parte de los funcionarios que, bien por evitarse problemas internos, bien por intereses personales, han terminado apoyando siempre a los mismos y obviando a una parte de nuestra industria cultural, a la que no veían con buenos ojos.

Obviamente, la batalla cultural no debe significar hacer exactamente lo mismo con otro color. La verdadera victoria es la que da guantazo sin manos, acabando con el sectarismo para potenciar realmente la cultura en la ciudad. Desgraciadamente, en Cádiz, la cultura muchas veces se ha confundido con el Carnaval y parecía que este sector debía estar presente en cada actividad local. Se obviaba así a otro gran número de creadores que luchaban, muchas veces contra corriente, para dar visibilidad a sus obras en su propia tierra. Más aun cuando su imagen política no comulgaba al 100 % con las líneas marcadas por la Casa Consistorial.

Para eso, se necesita renovar parte de su propio personal, apoyándose en aquellos que siempre han demostrado un interés autentico por la Cultura (sin ideologías). Haberlos, como las meigas, las hay, aunque sean las menos. Y renovar también sus propios programas: potenciar el flamenco; potenciar la Feria del Libro, alejándola de la dirección a editores y/o libreros locales. Incluso con la creación de nuevos teatros que pudieran dar cabida a la programación en los meses estivales y durante el concurso del Carnaval.

Solo de esa forma, tratando de ganar la batalla cultural, el PP logrará acabar con la supremacía moral impuesta por los sectores culturales de la izquierda.

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