OPINIÓN
115 cadistas años
Ser del Cádiz es algo inexplicable, no somos ganadores, somos el Cádiz
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Iniciar sesiónHoy es un gran día para recordar una condena metida en vena: 115 años y un día, (justamente eso), se cumplen hoy del nacimiento del Cádiz. Un sentimiento que, en mi caso, me vino de mi padre y mi hermano mayor y que, con el ... tiempo, también han heredado mis sobrinos. Ser del Cádiz es algo inexplicable, no somos ganadores, somos el Cádiz. Y somos mucho más que un club: el Cádiz es parte intrínseca e intransferible del gaditano.
Es símbolo de una ciudad que busca en la alegría disfrutar de la penuria. De una ciudad que trabaja por encima de sus posibilidades para, contra viento, marea, política y políticos, seguir viva y luchando sin importar dónde ni cómo. Ya saben, La lucha no se negocia, aquel lema formaba parte del ADN del Cádiz de Cervera y es el destino de mucho currante gaditano; ese que sigue al pie de Astilleros buscando mantener viva su ciudad y su presencia en la trimilenaria.
Hoy recuerdo las primeras veces en Tribuna, junto a los palcos, con mi padre, mi hermano y los compañeros de trabajo de él. En esos años, mi padre nos llevaba también al Rosal, a ver al B, pero yo estaba loco con el Mago. Luego, él dejó de ir y mi hermano marchó a Granada. Pero yo seguí allí, a veces solo, otras con algunos amigos. No me importaba: ir al Cádiz era ir a mi otro templo. Era sentir que pertenecía a algo que era mío y en el que era uno más de los muchos o pocos locos que habitaban las gradas.
E igual que cambiaron mis acompañantes, cambió mi sitio: pasé a Fondo Norte, viviendo el nacimiento del Norte Trompetero y viendo cómo cambiaba la afición del Cádiz y se hacía más simpática, más alegre y el pique sano del Norte Trompetero y de Brigadas (con todas sus cosas en aquel entonces) hizo nacer un sentimiento amarillo que inunda las almas en Carranza. Ahora el Norte no está y yo he vuelto a Tribuna, con mi hermano y mi sobrino. Con nuevos compañeros, pero feliz. Todo puede cambiar, pero hay algo que 115 años y un día después sigue vivo: ese Cádiz.
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