SIN ACRITUD
Sexador de pollos
Jamás hemos exigido la más mínima preparación a nuestros políticos; en Cádiz hemos tenido concejales que no poseían ni el Graduado Escolar
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Iniciar sesiónEngordar el currículum es uno de los ejercicios preferidos de todo españolito que se precie. Llevamos décadas haciéndolo. Digo llevamos porque en el mío pone que mi nivel de inglés es medio-alto y, a fuerza de no practicarlo apenas, probablemente esté ya en medio- ... medio como mucho. Medium level. Hay chistes malísimos al respecto. «Vale que engorde usted el CV, pero decir que es Batman es exagerar un poco, ¿no?». Y de memes está el ciberespacio lleno, para qué le voy a contar. A un periódico como este llegan decenas de ellos cada año, infinitamente más de los que esta profesión puede absorber. Y les garantizo que absolutamente todos vienen inflados. Los hay que ocupan siete folios y aportan datos que no interesan en absoluto para la labor que deben desarrollar en un medio de comunicación. Uno contaba que había sido «sexador de pollos». Y otro «cargador de cajas en camiones». Ya me dirán de qué les va a servir a la hora de cubrir una rueda de prensa, aunque al menos sí dejan claro que están dispuestos a arremangarse para lo que haga falta.
Lo que no se entiende muy bien es para qué engordan sus CVs nuestros políticos. Jamás se les ha exigido nada para entrar en un partido. Es mucho más fácil llegar a concejal medrando, arrimándote al jefe adecuado, que estudiando tres carreras. Ejemplos tenemos miles. En España ha habido electricistas que han llegado a ministros -José Luis Corcuera- o técnicos de aire acondicionado que han ostentado el cargo de secretario de organización del PSOE, como Santos Cerdán. Por supuesto, el mayor de los respetos a los electricistas y a los técnicos de aire acondicionado. Incluso a los que no llegaron a sacarse el Graduado Escolar, que algún caso hemos tenido en el Ayuntamiento de Cádiz durante el 'kichismo'. Esa no es la cuestión. El tema es que jamás hemos exigido a nuestros representantes públicos una mínima formación. La que sí exigimos en cualquier profesión. La culpa no es de ellos. Es nuestra. De todos, como sociedad. Ellos lo único que hacen es aprovecharse de nuestra indolencia.
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