SIN ACRITUD

En serio, de cachondeo

Estamos a dos días del inicio del concurso de Carnaval; a ver qué traen este año según qué autores con la de cosas que han pasado en España

Ignacio Moreno Bustamante

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Aún está usted comiendo roscón de ayer. Pensando cómo decirle a su señora que no le gusta nada esa colonia. La corbata ni mencionarla. Otro año más. Todavía no ha visto el momento de quitar el árbol, aunque sabe que de hoy no pasa. Todavía estamos con la resaca de la Navidad... y ya está aquí el Carnaval. Es lo que tiene Cádiz. Y la Cuaresma, que este año es madrugadora y obliga a adelantarlo todo. Un par de días y ya estamos en pleno concurso del Falla. A usted le parecerá fantástico, acostarse cada noche escuchando coplas durante más de un mes. Pero para la organización de un periódico le garantizo que es el periodo del año más caótico. La redacción del revés hasta el día de la gran final. Sin embargo, dicen que sarna con gusto no pica y le puedo asegurar también que los periodistas que cubren el COAC cada año lo hacen sin picor alguno. En todos los medios. Prensa –papel y digital–, radio y televisión. Salvo alguna excepción, a todos les encanta. Y cuando se unen profesión y devoción los resultados suelen ser espectaculares. Puede ocurrir en otras secciones, en Deportes quizá. Pero no es comparable a la cobertura del concurso de Carnaval de nuestra ciudad. En primer lugar porque al fin y al cabo dura un mes. Y aunque los horarios son caóticos y es difícil la conciliación familiar, saben que está acotado en el tiempo. Y también porque todos y cada uno de los profesionales encargados de su cobertura son conscientes de que están narrando un evento único. No lo hay igual en toda España. Ni de lejos. Hay otros concursos. Pero Cádiz es la Champions. Cantar en Cádiz es hacerlo en el Maracaná. Y hacer la cobertura informativa es como ir al Mundial. No de fútbol, sino de coplas. Sin duda ese es un gran aliciente para cualquier periodista.

Hay quien dice también que el Carnaval es periodismo cantado. No sé yo si llega a tanto. Pero sí es cierto que es un buen medidor de la actualidad. De la ciudad y de nuestro país. A lo largo de los años nuestra fiesta ha dejado letras míticas sobre política, religión, monarquía, empleo... hasta terrorismo, que no todo va a ser reírse, aunque sea lo principal. Los poderosos siempre han recibido palos, a izquierda y derecha. Más a derecha, no nos vamos a engañar. Pero en general todos. Hasta Kichi, que iba de proletario y carnavalero, y contaba con legión de seguidores entre los autores de las agrupaciones, se llevó algún repaso. El más sonado, el de 'Los Sumisos' de Martínez Ares: «Mentira, eres una gran mentira, sin proyectos y sin miras, tirano gordo de poder y prepotencia...». Imagino que este año le tocará a Bruno García, como antes le tocó a Teófila Martínez y aún antes a Carlos Díaz. Pero mucho me temo que este año los protagonistas no van a ser tanto locales como nacionales. No sé con qué rima Puigdemont, quizá con sinvergonzón. O en qué cuarteta puede encajar Sánchez. Rima fácil no tiene, la verdad. Pero seguro que va bien con cualquier letra que verse sobre traición, mentiras, deshonor o inmoralidad. Lo mismo que Irene Montero con leyes podridas que dejan violadores en libertad. Hay tantos temas a los que cantar, han ocurrido tantas cosas en estos últimos doce meses, que seguro que el Carnaval de Cádiz sabrá dar buena cuenta de ello. Contará y cantará en libertad, como ha hecho siempre. Sin que los autores de comparsa aspirantes a consagrarse se dejen llevar por su propia ideología, habitualmente de izquierdas, sino por la realidad que vivimos en esta España 'secuestrada' por unas minorías merced a la falta de escrúpulos del presidente del Gobierno. En dos días lo comprobaremos. En dos días nos metemos de lleno en el Falla. Veremos qué nos ofrecen según qué autores. La crítica soez y populista está al alcance de cualquiera. La profunda, la de verdad, la honesta aunque vaya en contra de tus propias ideas, sólo de unos cuantos. De los grandes de verdad, como hizo Martínez Ares. Sin olvidarnos de lo más importante. De reírnos. Que al fin y al cabo esto es Carnaval. Como dijo el tristemente desaparecido Julio Pardo: «El Carnaval es un cachondeo muy serio».

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