OPINIÓN
Un PSOE devastado
Pedro Sánchez podrá cambiar nombres y caras pero la dignidad de su partido es imposible recuperarla mientras él lo siga liderando
Anda el presidente del Gobierno este fin de semana tratando de recomponer la cúpula de su partido tras dejar que sus anteriores cargos de máxima confianza se repartieran comisiones y prostitutas con el desahogo propio de quienes saben que su jefe no se entera de ... nada -si esto realmente es así puede usted añadir el calificativo que mejor le parezca para definirle- o no se quiere enterar y mira para otro lado -de nuevo, si es este el caso, dejo a su criterio el adjetivo calificativo-. Sea como fuere -bien por tonto, bien por cómplice- es evidente que Sánchez no está capacitado para dirigir los designios de nuestro país. Y por supuesto no reúne ni una sola de las cualidades mínimamente exigibles para cualquier cargo público, tales como la decencia, la honorabilidad o la ejemplaridad. Estos términos le son absolutamente ajenos. Y lo peor es que él está convencido de reunir tales cualidades. Al punto de afirmar que no piensa abandonar la presidencia porque se frenaría en seco su presunta política social y progresista. «España está mejor que nunca», asegura. Una mentira que repite hasta la saciedad -junto con el mantra de la ultraderecha- y que se basa en dos premisas falsas. La primera es que somos el país que más crece de Europa. Obvia que lo hace en términos porcentuales, pero no absolutos. Venimos de un suelo mucho más bajo que nuestros vecinos y estamos a años luz de las grandes economías del norte de Europa. Y la segunda mentira son los datos de empleo. Aquí ya no saben qué inventar para maquillarlos. Desde los fijos discontinuos al número de altas en la Seguridad Social. Afirman que hay más afiliados que nunca, cuando en realidad -a causa de la extrema precariedad salarial- lo que hay es más pluriempleo y por tanto más gente que cuenta por dos.
Anda el presidente del Gobierno este fin de semana tratando de recomponer la cúpula de su partido. Y no se entera o no se quiere enterar de que podrá cambiar nombres y caras, pero la diginidad del PSOE está tan devastada que es imposible recomponerla. No mientras él lo siga liderando.