Sin acritud
Cádiz, secuestrada
La huelga del transporte está poniendo a prueba la paciencia de los gaditanos; una cosa es la justa reivindicación y otra colapsar toda una ciudad durante semanas
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Iniciar sesiónHacer huelga, bien. Secuestrar a toda una ciudad, mal. Así de sencillo. Este verano transitar por Cádiz se ha convertido en un suplicio, que es el escalón anterior al calvario. Primero fue una parte muy minoritaria del sector del Metal -pero más que suficiente- la que decidió sembrar el caos en la capital con sus violentos enfrentamientos con la Policía. Ahora son los conductores del transporte público. Que no arrojan piedras ni queman contenedores, pero cortan la Avenida a diario, con el consiguiente colapso circulatorio en pleno mes de verano. No vamos a recordar el derecho de cualquier trabajador a ponerse en huelga para reivindicar lo que entienda justo. Faltaría más. No es necesario apelar al artículo 28.2 de la Constitución. Ya nos lo sabemos y nadie lo pone en duda. Lo que está en cuestión aquí es dónde acaba ese derecho y dónde empieza el del resto de gaditanos. En qué momento pasa de ser una reivindicación justa a un auténtico abuso. Quizá sea en el momento en que otro trabajador como cualquiera de ellos llega tarde a su puesto de trabajo porque está literalmente una hora en un atasco. O quizá cuando se pierde la cita con el médico. O cuando se alteran las merecidísimas vacaciones de otro currante que tiene problemas muy similares a los suyos, pero no pertenece a un sector con la capacidad de paralizar una capital española cada mañana.
Por el bien de todos, esta huelga debe acabar ya. Los conductores de autobús deben saber que todos entendemos sus reivindicaciones. Y nos solidarizamos. Pero la fina línea entre la solidaridad y la indiferencia hacia sus demandas la puede marcar el termómetro que indica que estamos a 33 grados en una parada de autobús más de una hora y ni los coches avanzan ni los servicios mínimos aparecen por ninguna parte. Así durante todo el verano. Ahí, quizá, a los gaditanos empiece a importarles muy poco que pidan una subida salarial del 2,8% o del 3%. Que en todos los sectores hay problemas. Y su 'secuestro' de la ciudad no hace sino agravarlos.
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