OPINIÓN

Soluciones liberales (VI): LPGE

El cumplimiento de las leyes y de los compromisos internacionales, es una cuestión que a este gobierno que realmente nos desgobierna, nunca le ha preocupado

La Ley de Presupuestos Generales del Estado (LPGE) se erige en el instrumento crucial con el que cuenta el Gobierno para encauzar la economía del país. Uno de sus objetivos debiera consistir en inspirar confianza a los operadores económicos. Esto sólo es posible siempre que ... la formalización de estos se fundamente en principios económicos generalmente aceptados y referidos a la racionalidad, eficacia, eficiencia, equilibrio presupuestario y fuente de inspiración de la necesaria seguridad jurídica. Desde que estamos en el Euro, el Presupuesto se ha convertido en una de las pocas herramientas a disposición del Gobierno para corregir los desequilibrios estructurales, amén de fundamentar que el compromiso asumido con la Unión Europea de minorar el déficit público es un compromiso serio, veraz y realizable. Nada de esto acontece en España desde 2019. Entre otras cosas porque el cumplimiento de las leyes y de los compromisos internacionales, es una cuestión que a este gobierno que realmente nos desgobierna, nunca le ha preocupado.

El fundamento de los PGE se encuentra en la Ley de Estabilidad Presupuestaria de 2012, promulgada en desarrollo del artículo 135 CE. Su objetivo principal es garantizar la estabilidad financiera y la sostenibilidad a largo plazo de las cuentas públicas, con principios como la sostenibilidad financiera, la plurianualidad, la transparencia y la responsabilidad. Se considera la ley más importante del año y su pesar llevamos tres años sin ella. El marco macroeconómico en el que se fundamentó esta última era el existente en 2022. No tiene ningún sentido la justificación sin más de la prórroga de los presupuestos. A título de ejemplo. La hostelería en ese período (2022 a 2025) ha subido casi un 30%. El coste de la cesta de la compra presentará una subida acumulada de más del 35% a finales de 2025. Pues bien, a pesar de la importancia que tiene en todos los aspectos (seguridad jurídica y económica) la LPGE, «la Chiqui Marichú» invoca a la prudencia la no presentación de las Cuentas del Estado, aduciendo a grandes incertidumbres económicas y fiscales que se ciernen fuera y dentro de España.

El incumpliendo del espíritu y la letra de la Ley de Estabilidad Presupuestaria arranca del propio artículo 135 CE que dispone que las Administraciones adecuarán sus actuaciones al principio de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera. Ello incide en la composición y cuantificación del gasto público. El gasto público es el gran problema. Ya que las políticas de gasto público deberán adecuarse a programación y presupuestación, atendiendo a la situación económica, a los objetivos de política económica y al cumplimiento de los principios de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera.

El liberalismo asume la cuestión exigiendo el cumplimiento de la ley por encima de todo. En este caso la promulgación y cumplimiento de la LPGE. Amén de minorar a lo justo e imprescindible la presencia del Estado en la vida de todos. El gobierno «Snchst» ha dispuesto un Estado depredador antitético a las tesis liberales que propone que el tamaño, papel e influencia del Estado en una sociedad libre debería ser mínimo. Se ha creado un Estado paniaguado donde el mérito, la capacidad y el esfuerzo han quedado como meras entelequias.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios