Otoño caliente, invierno helado y primavera explosiva

El fin de la modernidad se asocia al fin de la historia, entrando así en la época de la postmodernidad

Fernando Sicre

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Dicen que la crisis de la modernidad se remonta a la propia génesis de lo moderno. La Ilustración supuso un cambio radical, fundamentada en un nuevo concepto de razón, de sujeto y de historia. Ésta última se caracterizó por ser lineal, unitaria y teleológica. De ahí que el fin de la modernidad se asocia al fin de la historia, entrando así en la época de la postmodernidad. La modernidad había creído en la razón, en la verdad, en la objetividad, en los sistemas definitivos de explicación, en la idea de progreso universal y en la emancipación humana. La postmodernidad se asienta entre nosotros en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, basada en el escepticismo y puesta en duda de todas las nociones clásicas del pensamiento moderno. Se deja de creer en el progreso y en el crecimiento sin límite de la humanidad. Sin embargo y a pesar de las diferencias aparentes, entre ambos estadios, muchos de los defensores en los orígenes de la postmodernidad, reniegan ahora de sus propias convicciones originarias, para entender que la postmodernidad es una reescritura de la modernidad. En concreto, se pensó que había llegado la hora del fin de aquellos relatos que se materializarían en un futuro más pronto que tarde, que producirían la emancipación de la pobreza (sostenido en la economía política clásica) y emancipación de la ignorancia y la servidumbre (por medio del principio de igualdad ante la ley). Estos relatos «supuestamente» perdieron su credibilidad con la postmodernidad. De ahí que se dijese que la historia carecía de horizonte, porque la realidad se encuentra realizada en el presente. Sólo nos queda la inmediatez del presente, que se hace perpetuo e inmodificable. Es el llamado «presentismo». Este consiste en la necesidad de adecuarse a la realidad existente. Y todo ello acaba convirtiéndose en la ideología de la posthistoria. La historia se ha detenido y uno se encuentra en la posthistoria vacía de contenido. El gobierno español cegado en el corto plazo, sólo aspira a mantener el poder y realizarlo en el presente. Proyectar el pasado en el presente, porque el futuro no existe para ellos. Los grandes pensadores de la actualidad mantienen que, la postmodernidad ha sido una entelequia. Sólo la izquierda más abyecta y retrógrada comulga con ella y la hace su bandera. Peronismo, bolivarianismo, socialismo del siglo XXI y el comunismo, son el pasado en el presente, que proyecta el futuro inmediato. Nuestro horizonte termina en la primavera próxima que será explosiva. No podemos apostillar que lo será «a todas luces», porque entonces asumiríamos las tesis ilustradas, las del siglo de las luces, las que enaltecieron la razón, la verdad y la historia de progreso y emancipación del hombre.

Otoño caliente. Dependerá del clima, aunque no sólo de él. La Ministra de Trabajo calienta la calle contra la CEOE. El llamamiento directo a la movilización sindical es impropio de su cargo. Prioriza su agenda política personal, en lugar de implementar las políticas económicas que ponga en el centro de las mismas el interés general. Además, debe saber que la última algarabía callejera sindical de clases, tuvo una representación de 800 personas escasas, frente a las 150.000 que se manifestaron en defensa del campo, convocados por «empresarios» agricultores y ganaderos. Además, propone otra subida del SMI, que en tres cuartas partes del país, supera ya el 60% del salario medio y supondrá en estos territorios, un impedimento de naturaleza legal en contra de la creación de empleo.

Invierno helado. Lo normal de la época invernal es el frio. En unos sitios más que otros. El «clima climático» es la síntesis conceptual del origen de la crisis energética. Ahora, Europa modifica los conceptos y califica de energías verdes al gas y a las nucleares, hasta anteayer abominables fuentes negras energéticas, con efectos desastrosos contra el «cambio climático». Este deja también de serlo, para asumir su condición de «clima climático», una majadería más, sólo equiparable a las mentes que no tuvieron en cuenta que, en el mejor de los casos, las energías renovables sólo son capaces de asumir la demanda energética del 40% del consumo ordinario.

Primavera explosiva. La primavera la sangre altera. Nos veremos realmente alterado por la proyección macroeconómica esperada. Paro, inflación, gasto público inasumible y déficit público desbocado. Cada vez somos más parecidos a los países a los que nunca quise parecerme: Venezuela y Argentina. Desgraciadamente Colombia y Chile van por la misma senda. Toda la política económica diseñada tiende a la pobreza generalizada y a «paliarla» con ayudas de carácter públicas. De la atención a las personas en situación de dependencia, pasaremos a la condición de ciudadanos dependientes en situación de pobreza extrema, por mor de las políticas social-comunistas ejecutadas por los «Willies Fog» del gobierno. Snchz y la «Oyente» pasean por España y por Hispanoamérica, ésta un erial irreversible desde que los españoles nos marchamos de allí, aquella lo será por mimetismo y porque así lo han decidido los que nos desgobiernan «posmodernamente», utilizando ideologías del pasado en el presente y proyectándolas en un futuro, que no pasa de ser también presente.

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