Opinión

Una historia que comienza en 1714 y otra en 2023

Esta mentira (una más de tantas fabricadas por el independentismo) se conmemora anualmente en Barcelona con las marchas de la Diada, establecida en 1980 como «Fiesta Nacional de Cataluña»

El 11 de septiembre de 1714 Barcelona se rindió ante las tropas de Felipe V. El independentismo catalán ha intentado trasladar ese momento como la conquista de una Cataluña libre e independiente por España. Esta mentira (una más de tantas fabricadas por el independentismo) ... se conmemora anualmente en Barcelona con las marchas de la Diada, establecida en 1980 como «Fiesta Nacional de Cataluña». ¿Pero qué pasó realmente en 1714? Simplemente, una Guerra de sucesión que no de secesión. Una guerra civil dentro de España para dirimir si a la muerte sin hijos de Carlos II, la monarquía española debía pasar a manos de la Casa de Borbón, con Felipe de Anjou, o a la rama vienesa de los Habsburgo, con el archiduque Carlos. En esta contienda Rafael Casanova, abogado en ejercicio, máxima autoridad militar y política de Cataluña durante el sitio de Barcelona, (hecho mártir por los independentistas contemporáneos) fue exonerado (indultado) de sus cargos políticos y militares, en virtud del perdón real que alcanzó a la mayoría de dirigentes políticos catalanes (la historia se repite). Su figura ha sido convertida por los nacionalistas como icono del catalanismo, cuando sólo era un mero austracista. En consecuencia, la Guerra de Sucesión Española fue un conflicto nacional e internacional que se prolongó durante una década y afectó a toda Europa. Hablando de Europa y antes de esa Guerra Civil, los españoles estuvimos en Breda como en tantos otros sitios, también de guerra, así se dilucidaba la historia de los territorios en Europa y en 1625, los tercios de Flandes, se imponen a los defensores de la ciudad, hecho histórico que plasmaría de manera genial Velázquez en su cuadro «Las Lanzas». De igual forma, el asalto final en la Guerra civil librada en Barcelona por la sucesión en España, fue inmortalizada en el óleo de Antoni Estruch Bros pintado en 1909 y titulado «L'onze de setembre de 1714» que muestra el asalto final a Barcelona en 1714. Todo queda inmortalizado de una u otra forma. A 115 kilómetros de Breda y a 1325 kilómetros de Barcelona se encuentra Waterloo. Aquí, a Napoleón le cortaron el «rabo» definitivamente. El comienzo de ese corte se inicia en 1808 y finaliza en 1814 en España. Esa si que fue una Guerra de la independencia de verdad, no como la que los independentistas catalanes pretenden hacernos creer. Decía que, en Waterloo, el «rabo» y las «orejas» de Napoleón debieron ser exhibidas como trofeo por los «Aliados», una vez derrotado once meses después del exilio. Lo que quedó inmortalizado en un óleo sobre lienzo de William Sadler II.

Hablando de exilio y de Waterloo, un delincuente para la justicia española y el «mès covard», como también lo han llamado algunos catalanes por haber firmado el pacto, en lugar de aplicar la unilateralidad, (el más cobarde), un tal Motxo (cabeza de fregona), ha humillado a España y un socialista lo ha permitido en primera persona. Un infecto socialista y número tres del partido, un tal Cerdán. Instruyéndome como San Isidoro con las etimologías (pensé que cerdón provenía de cerdo, pero no, Cerdón era un gnóstico sirio del siglo II), me encontré con su «curriculum vitae», que prefiero no mencionar. No llenaría media línea ¿Y este tipo, con semejante preparación es el que ha firmado ese acuerdo de la infamia, la humillación y la desvergüenza? Espero que la historia no sea indulgente con él. No lo exonere (por presunta ausencia de capacidad intelectual para acometer un acto de esa naturaleza), ni tampoco considere su presunta incapacidad para atenuar su responsabilidad, reduciéndola o aminorándola. También en este caso un cuadro colgado de la pared, del lugar de las reuniones en forma de fotografía, inmortaliza un cubo de plástico de los que bien podría servir para depositar la basura, solo que, en la Cataluña del golpe, lo llaman urna, con función de contenedor, con un uso peculiar para el almacenamiento de un especial contenido: papeluchos sin mayor valor jurídico. También han quedado inmortalizados fotográficamente Ortuzar (Putas Nueces Vascas, o su acrónimo PNV) y Puigdemont, cobarde, golpista y delincuente, que han dado por cerrado en Waterloo seis años de recelos ante la investidura de Sánchez.

Las democracias están acostumbradas a lidiar contra las dictaduras, dado la aversión de estas a la libertad, signo y seña de aquellas, Tanto, que en algunos casos el tránsito desde la primera a la segunda se hace aprovechando el propio sistema democrático y sus propias instituciones. Es lo que vino a decir Abascal el otro día cuando se refirió a Chaves, Maduro y Hitler. Éste aprovechó la debilidad institucional existente en la época de la República de Weimar, que su Constitución auto desapareció de facto, a través de leyes habilitantes, que modificaban la propia Constitución sin utilizar la vía constitucional de su reforma. Porque, ¿cómo debieran calificarse los acuerdos habidos en esa infame habitación de Waterloo desde al menos y que se sepa el mes de marzo, para controlar todos los escenarios electorales posibles, en los que considerar la amnistía, el referéndum, la autodeterminación, la desigualdad de los españoles y un nuevo concepto de soberanía nacional? Para desgracia de todos los españoles, este infame gobierno quiere que viajemos de manera temeraria a lo desconocido, que será la consecuencia de las diferentes leyes de habilitación y manifiestamente inconstitucionales, como ya ha ocurrido con la Proposición de Ley presentada de amnistía. Sin duda, se ha optado por retorcer el ordenamiento jurídico con fines espurios, en lugar de iniciar naturalmente el procedimiento previsto de reforma constitucional (artículo 168 CE), para destrozar la estructural constitucional española, desactivando entre otras cosas la independencia judicial. Porque el «Lawfare» pactado, ahora en la Proposición de Ley de Amnistía soterrado en el contenido del artículo 1 de la misma, no deja duda del tránsito a lo desconocido, sin la debida tutela judicial efectiva como derecho de la ciudadanía contra el poder del Estado. Tan es así, que comienzan las maniobras para utilizar aquella acepción de la soberanía nacional (el poder originario que es la soberanía, se articula por medio de instituciones representativas como un absoluto), que justifique el nuevo concepto de la soberanía popular importada del bolivarianismo y este copiado de las teorías de Carl Schmitt. En lugar de otra de las acepciones, como reunión de todos los españoles, sujetos y protagonistas de la historia de la patria, sobre la base de que todos los individuos que la componen tienen los mismos derechos y los poderes públicos están sometidos al imperio de Ley, expresión de la soberanía. Ahora, la deriva autoritaria de este gobierno siguiendo la estela de los socialistas del siglo XXI sudamericanos, enfoca la soberanía popular como aquella que tiende al poder absoluto, ungido por la supuesta legitimidad de la voluntad popular. El gobierno, poder ejecutivo, controla el legislativo y lo silencia a través de las proposiciones de ley y el abuso del RD-Ley, cuando no traslada funciones que son propias de las Cortes a países extranjeros, antes a Waterloo, ahora Ginebra, mañana, quizás a Caracas y si gana Masa a Argentina…Y con un poder judicial desactivado y amedrentado (Lawfare y artículo1 Proposición de Ley de Amnistía)…Con todo esto, quiere «Snchz» que nuestra «historia democrática» de comienzo con el pacto en Waterloo, debajo del cubo de plástico y no en el 78 con la Transición. Los catalanes nos llevan 309 años de ventaja según ellos…Ay, ay «cum fraude» y demás «sociolistos», no me gustaba la fruta, ahora me encanta hasta el tutifruti. Ya no sois la expresión de un capullo (de rosa), ahora sois más afrutados, algo así como tutifrutísimos…

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