OPINIÓN
Huelga de médicos
En ambos proyectos de normativa no parece importar los 11 o 12 años de formación obligatoria, formación continuada y permanente al margen
Mucho tiene que cambiar la cosa para que el próximo 13 de junio no haya una huelga general de médicos en todo el país; y eso que no es un colectivo muy dado precisamente a hacer huelgas. Y todo a raíz del borrador de Estatuto ... Marco que propone el Ministerio de Sanidad liderado por una ministra de Sumar. Su compañera en el Consejo de Ministros, y fundadora de esa coalición, la vicepresidenta Doña Yolanda Díaz, recién llegada de Roma e insuflada del espíritu de esperanza del Papa Francisco al que no deja de citar, se ha venido para Sevilla a pedir que los andaluces, y muy especialmente las mareas blancas, se lancen a la calle para exigir la jornada laboral de 37,5 horas semanales. Debe ser por eso por lo que su compañera de gabinete, la ministra de Sanidad, Doña Mónica García, se ha avenido graciosamente a rebajar de 48 a 45 horas la jornada semanal de los médicos en ese proyecto de Estatuto Marco. Cuestiones laborales aparte, caso también de las exhaustivas y obligatorias guardias que no se reconocen para la jubilación, un riesgo de esos primeros borradores de Estatuto, como lo es asimismo algunos de los contenidos del proyecto de Ley del medicamento que se está elaborando, es la dilución de la figura y competencias del médico en eso que se ha venido en llamar «profesiones sanitarias». Así que, en lugar de abordar los problemas de la Atención Primaria que son muchos y urgentes, o atender a los datos demográficos de la profesión médica y tomar medidas al respecto, se prefiere diluir y distribuir las competencias profesionales del médico. En ambos proyectos de normativa no parece importar los 11 o 12 años de formación obligatoria, formación continuada y permanente al margen, para diagnosticar y establecer un tratamiento en base a ese diagnóstico y a las condiciones particulares de cada uno de los pacientes. La huelga anunciada no es solo por una cuestión laboral, sino fundamentalmente en defensa de la seguridad clínica de los pacientes que, potencialmente, somos todos.