Hermetismo

Desde una Capilla Sixtina transformada en un búnker, ventanas tapadas con láminas contra drones y láseres, inspecciones exhaustivas y repetidas de todos los espacios, desactivación de las telecomunicaciones celulares y de radio en todo el Vaticano, obligación de los cardenales de entregar sus tabletas y sus móviles al inicio del proceso, inhibidores de señales en la Capilla Sixtina y en Santa Marta, juramento de secreto, bajo pena de excomunión, a todas aquellas personas que, de una manera u otra estén en contacto con los cardenales, desde el personal de cocina y las monjas que atienden la residencia hasta el personal técnico, de apoyo o mantenimiento, o los sacerdotes auxiliares que asisten a los electores o se ocupan de las cuestiones prácticas durante todo el proceso. El hermetismo es total.

Para que nos hagamos una idea, es tan hermético como el que rodea a las causas del apagón eléctrico que sufrimos el lunes negro del 28 de abril. Han pasado dos semanas y seguimos sin tener idea de lo que pasó. Que si fallo múltiple, que si problemas de gestión de la red, que si una variación en algún sistema de producción de energía… solo elucubraciones. Igual algún día se nos comunicará la razón del desastre, espero que de una manera más entendible que la lectura de la factura de la luz. Lo único que sabemos, porque así lo dijo el presidente en sede parlamentaria, es de la solidez del sistema eléctrico español. Pues eso, más misterio al asunto.