OPINIÓN

¡Manda carallo!

«Qué bonito es ser de Cádiz, pero no te envidio hermano, que más bonito es ser de fuera y sentirte gaditano»

Enrique Goberna

Cádiz

En Cádiz nos conocemos casi todos y para el jurado del COAC no puede ser lo mismo puntuar a un amigo, un vecino, al vecino de un amigo, o al amigo de un vecino, que hacerlo a uno que viene de Alpargatas del Condado. Quien dice Alpargatas del Condado dice Sevilla. No puede ser lo mismo saber que estás calificando a una agrupación cuyos miembros probablemente no te los cruzarás jamás, que a los que mañana te encontrarás en la cola del Mercadona o en la barra del Cambalache. Piense si le resultaría lo mismo a usted juzgar a alguien que cuando se lee el fallo del jurado está escuchando desde Alpargatas del Condado (quien dice Alpargatas del Condado dice Sevilla) que a otro que lo escucha desde el Bar Ducal. Al jurado debe exigírsele honradez, la máxima que sea posible, pero tampoco heroicidad. Y menos aún con lo que cobran. Que la carga en Cádiz durante el resto del año puede ser mucha carga para cualquiera; incluso para un gaditano.

Cuando una agrupación allende 'puertatierra' declara su amor por Cádiz, entiendo que para el chovinismo gaditanorum le parezca un ejercicio de 'falserío'. Chovinistas recalcitrantes, para los que es indiscutible que la mejor puesta de sol es la de su Caleta, sin haber visto otras; sin disfrutar de la de Nigrán en Pontevedra, la de la Toscana, la Bretaña francesa o la que se disfruta sobre el río Nilo en Luxor (y quien dice Nilo dice también Guadalquivir).

A mí de estas agrupaciones no me cabe duda de su amor por Cádiz y por su gente. No es fácil escribir un repertorio, afinar la agrupación, romperse la cabeza con el tipo y ensayar cuatro meses ante las miradas de perplejidad de los alpargateños que no entienden una afición de la que, además de costarte el dinero, regresas con un babuchazo en toda la boca. A pesar todo, al año siguiente vuelven para que les demos otro más. Desde la lógica, yo solo puedo entenderlo por el amor incondicional a esta fiesta y su ciudad.

Conozco gaditanos nacidos por toda la geografía española. Gaditanos que cada año siguen el concurso de agrupaciones por internet y canturrean los cuplés desde los más diversos acentos. Gaditanos que hacen un esfuerzo enorme por no faltar en carnaval y a los que sus compañeros de trabajo, resignados, saben que durante toda esa semana deben sustituirlos. Gaditanos a los que se le levanta el vello y se les acelera el pulso cuando entran por Cortadura.

Por ello, cuando escucho una agrupación de Huelva, Sevilla, Jaén, Murcia o Santoña, tengo siempre el íntimo deseo de que triunfen. Que de alguna manera vean recompensado todo el esfuerzo que supone volver al concurso, aunque no siempre lo hagan con acierto.

Este año la chirigota de Santoña, con la inestimable colaboración de un músico gaditano que les ha regalado un pasodoble que es un suso de crema, nos ha traído «a o seu xeito» y en su acento, una gran chirigota. A pesar de lo fácil que sería incurrir en el chiste fácil por su tipo, han desarrollado con mucha clase y humildad un simpático repertorio que se vio recompensado en el teatro. Encantaríame escoitaros de novo, carallo.

Si regresan, en justa compensación por mi admiración, espero que lo hagan provistos —además de su cariño e ilusión por la tacita— de unos sobaos para la mía. Para mi tacita. De esos que entran seis en un kilo y necesitas mojarlos en una palangana de café. Si es necesario, incluso, los pago. Quien dice sobaos dice también anchoas.

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