Opinión
Las cosas van a peor
Pedro Sánchez no se va, se queda en el pandemónium que ha creado
La realidad es que somos un país gobernado por socialistas y comunistas, los únicos ministros comunistas que gobiernan en Europa y en el resto de los países demócratas y libres desde Nueva Zelanda hasta Canadá pasando por Irlanda. No podemos esconder esta singularidad en una ... Europa donde priman las ideas de centro y de encuentro pese a algunas derechas anticuadas que añoran viejos tiempos de gobierno a las que posturas como éstas animan y afianzan más al otro extremo olvidando el espíritu de la Unión, diálogo entre desiguales por el acuerdo y no la imposición.
Pedro Sánchez va a dejar atrás a su consejero áulico Rodríguez Zapatero y a su alianza de civilizaciones, a ese cofundador del Grupo de Puebla que reúne la flor y nata de las izquierdas hispanoamericanas. Desde que ZP le susurró a los oídos, deshizo lo del Sahara, se lanzó a su particular campaña frente a Israel y mantuvo oscuras negociaciones con el prófugo. El del constante y trilero cambio de opinión que, ahora, sin consultar parlamento ni nada, -qué sabrán ésos-, se ha dado el gusto de oponerse al consenso de todas las demás naciones de la OTAN buscando otro ruido más que trate de tapar tanto escándalo como el que orbita en su derredor.
Y, claro, Trump, que va a lo suyo, y bien que lo vamos sabiendo todos, ya se ha corrido la chulada de decir que nos va a hacer un trajecito a España con el nuevo tratado comercial, que ya veremos por donde rechinan las carteras de vascos y catalanes hasta hoy tan celosos defensores de esta situación.
Es tal el estruendo mental que debe tener en su interior con todo lo de sus presuntos, a saber, esposa, hermano, secretario general de organización 1, secretario general de organización 2, o los flecos que van saliendo y los que quedan por saltar en sus propias manos, que ha optado por lanzarse a la vorágine.
Qué le queda a Sánchez es una pregunta que nos hacemos muchos españoles, pero qué es lo que nos va a quedar a nosotros tras el sanchismo es algo que aquí nadie ha calibrado en su integridad. Su alocada carrera hacia adelante para tratar de ganar a su propio destino se nos va a ir apareciendo como un fantasma en los tiempos venideros porque él, Pedro Sánchez, no se va, se queda en el pandemónium que ha creado. Y ahora menos, con el postrer regalo de su ley de amnistía que ha hecho buenos a los que antes eran tan malos para él. Lo dicho, vamos a tener que pagarlo los demás porque esto no lleva buen camino, no.
(Esperando qué pueda salir de González, Page, Vázquez, Lambán o Redondo, …si sale algo).