opinión
San Cayetano bendito
La verdad es que los gobiernos americanos no han tenido con España un especial aprecio. Somos aliados por conveniencias militares y poco más que contar, que así lo acordaron Eisenhower y Franco
Alguna vez les he comentado que mi abuelo paterno vino a Cádiz desde su Chiva natal y que su sangre valenciana se cruzó con la gaditana al casarse con una sobrina de Don Cayetano, pero no es de este Cayetano, también benéfico y benévolo de ... quien hoy quiero yo hablar, sino de quien sí llegó a ganarse en la Iglesia su santa condición, San Cayetano de Thiene.
Años después se trajo de su tierra a su sobrina, y de ella, nuestra tía Gloria, es por quien me he acordado esta semana del Santo pues, tan devota como era del fundador de los teatinos, acababa siempre sus comidas, -benditos arroces-, invocando a San Cayetano, «padre de providencia» y reconocido en la Iglesia como patrón del pan y de quienes buscan trabajo.
El 7 de agosto es el día en que la Iglesia le recuerda y este ceniciento 7 de agosto, mientras España lo está pasando fatal con el calor y los incendios, ha sido el día señalado por el «Tío Trump» para activar sus aranceles en principio del 15%, que ya veremos por dónde terminan. Y, encima, la prensa salmón avisando también estos días de la caída del empleo haciéndonos sentir cómo se cierne sobre sobre nuestra economía tal incertidumbre que hace temblar, por ende, nuestro sistema de bienestar social.
Yo tengo buenos amigos norteamericanos. Y les aprecio mucho. No sé si finalmente han votado a Trump o no, porque esas cosas no se preguntan si no te lo dicen, pero, votado o no, el caso es que ahí le tenemos, tan arrogante con esos largos abrigos que gusta ponerse como el eterno ranchero gruñón y egoísta de las viejas películas del Oeste.
La verdad es que los gobiernos americanos no han tenido con España un especial aprecio. Somos aliados por conveniencias militares y poco más que contar, que así lo acordaron Eisenhower y Franco. El resto, lo común y hasta quizás menos porque, aquí, no tuvimos Plan Marshall sino leche en polvo y queso amarillo, que siempre agradeceremos. Hoy, aquellas alianzas, piénsese en OTAN, Sáhara o Gibraltar, podrían ser hasta mutadas habida cuenta de las que se aparenta mantener con Marruecos, que ya vimos cómo se la jugaron en 1898 con nuestros últimos territorios de Ultramar orillando la complicada ayuda que un siglo antes España les dio para el nacimiento de su país.
Hoy traigo al presente a San Cayetano bendito por lo del pan nuestro de cada día y por la esperanza de que favorezca el empleo, puesto que lo que nos puede caer encima desde este 7 de agosto, con lo que ya tenemos y arrastramos, puede que vaya a ser de aúpa.
Ver comentarios