OPINIÓN
Un nuevo orden
Nos enfrentamos más a un mundo de liderazgos personales que a un espacio de ideas
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Iniciar sesiónDesde el final de la II Guerra Mundial y su nuevo orden internacional, han sido muchos y variados los criterios que han ido cambiando y que están ya sobre el damero. La Unión Soviética explotó y, tras unas transiciones más o menos edulcoradas, tornó en ... ser lo que es, un nuevo imperio bajo el férreo mandato de un Putin amante del poder de las armas. Del otro lado, los Estados Unidos, después de las dolorosas experiencias de Vietnam o Medio Oriente, se ha encerrado en Trump y su MAGA dejando muy atrás aquella idílica democracia que tanto gustara a Tocqueville. China, un poder comunista emergente en lo militar, empoderada en el mundo de la industria y las comunicaciones. O los nuevos referentes económicos como Singapur o las naciones petroleras arábigas.
En medio, pescadores de marea. Los que aprovechan lo que arrastra el mar hasta la orilla. Una UE bien vestida en su deseable experimento; las nuevas «democracias populares» de la izquierda indigenista que han cambiado el obrero al que nunca levantaron por el indígena que sigue colonizado; Tierra Santa dividida entre cristianos y musulmanes; un África emergente con el Sahel encendido o la propia religión que ha sido reinterpretada para los católicos desde el Concilio Vaticano II y mutada también en las demás iglesias protestantes alejadas de sus orígenes fundacionales. Y hasta un islam tantas veces enfrentado entre ellos y frente a otros.
A todo esto, en los últimos años, se han unido circunstancias de imparable desarrollo como la emigración del tercer mundo hacia el primero con todas sus confrontaciones de radicalidades, adaptabilidad o emergente crecimiento poblacional, o la sumisión al hedonismo de la sociedad occidental más adicta a los egoísmos, a la cultura «woke» o a los ramalazos de aquellos floridos años del movimiento hippie y pacifista alimentado hoy en un malentendido uso del bienestar social que ve crecer el populismo. Y qué decir del reto de la inteligencia artificial.
Nos enfrentamos más a un mundo de liderazgos personales que a un espacio de ideas y cada vez nos queda menos tiempo para reafirmarnos en nuestros sublimes principios de libertades, igualdad, equidad, solidaridad o excelencia. Lo malo es mirar aquí y ver los líderes que tenemos pues, como gritan valencianos de la DANA o gallegos, castellanos o extremeños de los fuegos, sólo el pueblo salva al pueblo.
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