Mentirillas

Antes me tiraba hacia Canal Sur, porque uno es de aquí y así me ahorraba los subtítulos de las otras, pero es que ahora, y me preocupa y se lo voy a tener que consultar a mi señora que es psicóloga, soy capaz hasta de engancharme con TVE1 ya que, viendo cómo se despacha en los medios públicos la información, jugando a la contra, puede llegar a ser entretenido descubrir cómo pudo ser realmente la cosa en este mundo ya ganado por la inteligencia artificial.

Este uso y abuso de los medios públicos supuestamente de información es de mayor responsabilidad porque la gente buena, la que se cree todo o casi todo, esa buena gente de la que se cachondeaban no hace aún mucho todos esos contertulios y periodistas sobrados de todo excepto de su propia dignidad, se traga todo lo que largan cada día sin piedad de todo, como si de todo supieran esos ases de la comunicación (teledirigida), ya que la gente buena es buena siempre y no piensa que se les va a engañar.

Ahora, que el campo no se ha podido plantar por la sequía, entre tanta tierra seca con tan pocos embalses y canales, las únicas cosechas que crecen son las de las promesas electorales que, llegadas estas fechas, sin pudor alguno y sin recato, tornan a repetir los candidatos, máxime los que están en la posición, que aún me acuerdo yo, y en las hemerotecas se guardan, de cosas tales como lo de una sola cama por habitación en los hospitales públicos, vacaciones para las amas de casa o un ordenador gratis para cada escolar.

Como les decía al principio, si tardo en conciliar el sueño aprovecho y pongo el canal internacional Cuba TV, magnífico monumento a la propaganda política televisada que se emite desde la Perla del Caribe en esta selva de siglas y canales, donde todavía andan de dulce con haber votado «nemine discrepante» a los 470 representantes del poder popular que se les había designado. Y me doy una sesión dura, casi como de gimnasio, oyendo a sus políticos hablar de sus logros para que no les echen de ese corral que tiene establecido su Constitución en el artículo 5º, que «El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y el Estado». Ahí es nada.

De eso de las promesas electorales para tratar de sostenerse les quería empezar a hablar hoy, que si casas del Banco malo por aquí, que si viviendas sociales por allí, etéreos futuribles hechos por personajes a los que no les preocupa la falta de verdad y que en estas fechas se desbordan por todos esos complacientes canales.

Hace unos años, en Puerto Rico, en el bar del hotel de San Juan donde me alojaba, siendo isla de ron, aunque no sea yo de bebidas largas, pedí un cubalibre. El camarero me dijo con sorna, «de eso no tenemos aquí, señor». ¡Ah!, pensé, qué pena, quizás lo tendría que haber pedido en inglés, porque era un hotel con mucho turisteo del continente, y allá que me lancé. El camarero me contestó en español, «no, si yo ya le entendí, pero con ese nombre nunca lo llamamos aquí». ¿Y cómo era el nombre local de esta combinación? «Mentirilla», me dijo. Pues eso, como tantas promesas electorales de estos días, mentirillas.