OPINIÓN

Lo del Emérito y lo de Cooficialidad

La otra cosa en la que andan ahora como muy revolucionados los electos en esta segunda vuelta

Enrique García-Agulló

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Dicen que en España no tenemos segunda vuelta de las elecciones y, eso, a mí, no me parece del todo cierto y real. Lo cierto es que los españoles votamos el pasado 23J para elegir los actuales componentes del Congreso y del Senado pero, lo real, es que, ahora, esos representantes están modificando, si no adaptando para sus pactos y componendas, los votos que en ese día les prestáramos, unos para dizque ver cómo se puede llevar esta nación adelante y otros para ver cómo España les lleva a ellos a sus metas políticas y personales. En fin, cosas de la política de la que hoy no voy a dejar escrito más y aquí me quedo, y nos tendremos que quedar todos, a la espera de lo que pase a finales de septiembre con aquellos votos que dimos en julio.

Y, hablando de lo real, me quiero centrar en un tema que me preocupa, el lenguaje al que estos políticos, electos ahora o no, y tertulianos o periodistas que les hacen el caldo en esta su nueva manera de hablar. Es como lo de las elecciones, cuando ya teníamos algo como cierto, nos lo ponen de otra manera. Cojamos esos dos temas del título de hoy.

Comencemos con lo del Rey Don Juan Carlo mal llamado «el emérito». La Real Academia define esta situación singularmente para profesores que hayan alcanzado la edad de jubilación que mantengan honores y hasta algunas funciones. O, volviendo atrás en la Historia, recordando cómo el ejército romano señalaba así a los militares que habían cumplido sus servicios con mérito.

Pero no es emérito porque, ni este Rey anterior se ha jubilado, ni mantiene función alguna que hacer ya que se las han arrebatado. Eso sí, nadie le podrá quitar el mérito de haber pilotado España hacia la democracia. ¡Qué curioso que nadie hable de Felipe González, Aznar o ZP como presidentes eméritos! Y ellos, si quisieran, tendrían prolongadas funciones tan de mérito como consejeros natos que son del Consejo de Estado.

¿Cómo referirse entonces a él? La normativa legal aplicable le dejó instituido como Rey honorífico con tratamiento de Majestad sin mencionar para nada esa situación de Rey emérito con que cotidianamente se le nombra cuando se refieren a su persona. Vistos los hechos, para todos esos que no quieren llamarle ni tratarle así, podría valer la forma usada en otras monarquías de Rey Padre, así como Reina Madre para Doña Sofía.

Hemos tenido en nuestra historia otros Reyes que también abdicaron en vida en favor de sus hijos. Don Carlos I en Don Felipe II; Don Felipe V en Don Luis I, de quien curiosamente volvió a heredar la corona; Don Carlos IV en Don Fernando VII o Doña Isabel II en Don Alfonso XII, por citar algunos de nuestra historia.

Dicho esto, la otra cosa en la que andan ahora como muy revolucionados los electos en esta segunda vuelta, con ese ánimo tan conocido de la izquierda de que repetir algo muchas veces convierte lo falso en cierto, hablándonos de la cooficialidad de las lenguas propias de las Comunidades, muy bien delimitadas en sus propios Estatutos, y en las lindes de sus territorios, por más que se empeñe la nueva presidenta del Congreso.

El castellano es la lengua española oficial del Estado. Las demás lenguas españolas también son cooficiales en las respectivas Comunidades de acuerdo con sus Estatutos, pero no más allá, y, esta señora, a su arbitrio, en esto también de la moda del lenguaje, ya empezó su labor haciendo de la Cámara Baja su propio pandemonio.

Las Cortes Generales representan al pueblo español, que es donde reside la soberanía nacional en la indisoluble unidad de la Nación española y no a una suerte de parcelitas de por aquí y de por allí. A todos los españoles, vivamos donde vivamos, y se nos deben dirigir en nuestra lengua oficial, por muy emotivas y sonoras que sean las demás, todas hermosas lenguas, pero que nada tienen que decir en Benavente, por ejemplo, o en Chiclana de la Frontera, donde ni son oficiales ni cooficiales, así que déjense por favor de experimentos y preocúpense más de cuidar de nuestros intereses no haciendo del uso de las lenguas otro enfrentamiento más, que ya llevamos bastante encima como para cargarnos los ojos de cataratas leyendo en la tele tanto karaoke.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación