OPINIÓN
Compungido
No ha mostrado arrepentimiento como gobernante, sino decepción como socialista
Ése parecía ser el aspecto del presidente del gobierno en la comparecencia de prensa. La dio en la sede del PSOE, no en La Moncloa, como más preocupado por sus compañeros que por el resto de los españoles. Una puesta en escena preparada para la ... ocasión y una petición de disculpa a la ciudadanía al tiempo que, conforme a su inveterada costumbre, no se salvara de arremeter contra el principal partido de la oposición.
Según él, no parece que sea su culpa. Se siente decepcionado y pretende salvar la situación con tres cositas, a saber, la restructuración de los órganos de su partido, una auditoría externa de las cuentas del PSOE, que no de las generales que es de donde afectarían las presuntas mordidas, y que no adelantará las elecciones. La culpa es de otros. Lo suyo es decepción.
Pero esto es una verdadera vergüenza para todos nosotros, esa ciudadanía que mentaba. Para toda la Nación. No es un asunto interno del PSOE que el presidente del gobierno haya nombrado a sus secretarios de organización ahora vituperados para tan altas funciones afectas al interés nacional. No es sólo el secretario general del PSOE, no. Es el presidente del gobierno español y no sólo de los socialistas. Y hará cómplice de ello a sus inmediatos aliados de gobierno y a quienes le apoyen como presidente de gobierno.
¿Qué nos queda a esta ciudadanía implorada? Un agobiante camino hacia no se sabe ni dónde ni cómo y un desesperante futuro de un gobierno debilitado con unos socios que se recrearán en esa situación dispuestos a llevarse para ellos y sus intereses todo lo que puedan porque hasta el 27 no habrá elecciones, dijo casi regodeado.
Está claro que su pensamiento no está en España, sino en él. No ha mostrado arrepentimiento como gobernante, sino decepción como socialista, como si no nos afectara el tema al resto de los gobernados. Y pretende aguantar en su minoría con las demás minorías con tal de permanecer en sus pretensiones aun teniendo enfrente no sólo a la oposición, sino despegándose además de los otros dos poderes, Parlamento y Justicia, uno levantado en sus escaños o y otro a las puertas de los tribunales.
Si sintiera a España como Nación, si fuera sincero, debería dejar que en este trágico trance fuera efectivamente la ciudadanía la que respondiera con lo único que tiene, el derecho a elegir, la sola respuesta valedera frente a su compungida disculpa. No hay otra ya que, si no, seguiremos en lo mismo. A tragar y a callar hasta ese 27.