OPINIÓN
Los Ángeles
Cada diciembre busco la vieja cinta en blanco y negro de Capra con aquel tierno ángel «de segunda» que hacía méritos para ganar sus alas
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Iniciar sesiónNo voy a hablar de Sánchez, la esposa, el hermano, el fiscal, sus secretarios de Organización, el asesor-conductor o su candidato en Extremadura; ni de los de Almería del PP. Cansan. Prefiero hablar de los ángeles, esos benéficos seres que velan por nosotros. Y ... yo lo sé porque mi madre me lo decía cada noche rezando las cuatro esquinitas. Y las madres no engañan.
Mañana comienza el Adviento, anuncio de la Navidad, tiempo para abrir las cajas del Nacimiento. Desde hace ya unos pocos años, y pese al antiamericanismo que invoca la progresía, vivimos con muchas modas llegadas de EE. UU. en sus películas tipo Hall Mark de edulcorados amores o por sus millones de luces y adornos. Yo mismo confieso que cada diciembre busco la vieja cinta en blanco y negro de Capra con aquel tierno ángel «de segunda» que hacía méritos para ganar sus alas.
Algunos restaurantes españoles ya han reservado este año cena para el Día de Acción de Gracias con su pavo relleno, sus arándanos y todo, costumbre americana que busca el reencuentro familiar por mor de aquella primera cena de nativos y colonos, y mucho me temo que, como ya pasa con Halloween y «Tosantos», estos pavos tempranos o las calabazas, por coger sitio con tiempo, empiecen a modificar nuestras costumbres adelantando cenas de empresa, cuadrillas o peñas. En fin, la cosa es que hemos terminado este noviembre con el Thanksgiving Day y el Black Friday. Y aún queda el Ciber Monday. Todo muy modo Macy's.
La Navidad es preciosa y me conmueve ver cómo la celebran los norteamericanos procedentes de tantas naciones europeas unos, y del execrable negocio de la esclavitud, otros. O hasta de sus tribus originales. Han logrado con su Santa Claus, sus renos, sus luces y su música, el benefactor sentido de la reunión.
Yo estoy hecho al pavo guisado, a un buen caldo, a turrones, polvorones, pestiños y sidra. En familia. Y al marisco también. Pero el 8 de diciembre quiero volver a sacar las figuritas del Belén con sus ángeles, para que convivan con el árbol, las luces, zambombas, panderetas y villancicos. Y hasta es posible que, también en blanco y negro, busque al pequeño Chencho entre los mercadillos de la Plaza Mayor.
Les confesaré algo en este tiempo de Adviento. Sueño que, como se hizo hasta en las grandes guerras, los políticos que tenemos, no es que se vayan a portar como angelitos, que no podrán, que ya les vemos ahí metidos en broncas, juicios y cárceles, pero que nos dejen a nosotros soñar con una pacífica Navidad en la que nuestros ángeles vuelvan a cantar reunidos y en derredor la Buena Nueva de la Noche Santa.
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