Un verano para no caer enfermo

La inversión en esta área ha crecido sensiblemente, tanto por las necesidades en pandemia como posteriormente tras la superación del covid. Sin embargo, además de que se antoja necesaria un aumento de la partida, Andalucía (y España) adolece de falta de médicos, de especialistas, más en tiempos diseñados para el descanso vacaciones, y este estío se topa con que los MIR acaban su especialidad en septiembre y no en junio.

En pocas horas se abrirá fuego. Los medios (al igual que los ciudadanos) han de separar el grano de la paja, huir de la bronca política absurda y malintencionada que sólo consigue restar. Y a la vez señalar y criticar esas deficiencias inaceptables, máxime con la elevada cantidad de impuestos a los que someten a los residentes en este país.

Es inadmisible que las UVIs móviles no cuenten con ningún médico durante estos meses, tal y como denuncian los sanitarios. Un mal que en su momento era excepción, luego pasó a ser habitual y este 2024 se puede convertir en la regla. Estos vehículos no pueden ser meros medios de transporte que conducen al paciente de un punto determinado al hospital o al respectivo centro sanitario. Como si fuera un taxi. Aseguran desde el SAS que cuentan con un enfermero y además el contacto es continuo y fluido, vía móvil, con el doctor. Pero, disculpen la perogrullada, un enfermero no es un médico, no tiene ni su formación, experiencia ni sus aptitudes y privilegios. Y por otro lado, la saturación puede demorar esa comunicación y el tiempo es oro cuando se trata de una urgencia.

Y cuando acaben sus guerillas políticas, estaría bien que los dos partidos de Gobierno se sentaran para realizar una reforma integral de la Sanidad. Porque es un problema de todos. De todas las administraciones y de todos los ciudadanos.