El socialismo histórico contra Sánchez

Felipe González, Alfonso Guerra, Redondo-Terreros, Leguina... y ahora Ramón Vargas-Machuca, histórico dirigente del PSOE gaditano y un intelectual de profunda cultura, amén de una dilatada y reconocida trayectoria política. En las filas de un partido que ahora califica como «irreconocible» por el mandato «cesarista» de su secretario general y probablemente presidente del Gobierno de España.

Vargas-Machuca, y se agradece, no se calla. El problema es a ver si lo callan y con estas declaraciones lo expulsan de su formación. Él mismo reconoce que sigue teniendo el carné, y resulta sonrojante que figuras como él, como Guerra o el propio Felipe, tengan que insistir en que son socialistas, en que son de izquierdas y que siguen votando a los suyos.

La pena por la disidencia es tal que nadie que quiera conservar su posición se atreve a contradecir al plenipotenciario Sánchez.

Mientras el exdiputado gaditano, catedrático de Filosofía y Letras, uno de esos intelectuales que escasean en nuestra sociedad líquida, asegura que la amnistía no cabe en la Constitución, el 'gran jefe' ya ha mencionado al elefante en la habitación en un congreso 'fake' y con tanta soltura que provoca sobre todo estupefacción. Habrá perdón para los delincuentes golpistas del 1 de octubre, pero no para que él gobierne, no, sino «por España y por la convivencia». A pocos minutos de comenzar el Clásico Barça-Madrid.

Sánchez, que no miente sino que cambia de posición, merece un episodio en alguna serie de ciencia-ficción, en la que se enfrenta a sí mismo en el pasado (tres meses, no hay que viajar mucho en el tiempo) para asombrarse con esa capacidad esquizofrénica de decir lo mismo y lo contrario en cuestión de semanas. Y, sobre todo, en cuestión de interes.

Al menos a Felipe, a Guerra, a Redondo-Terreros, al gaditano Vargas-Machuca, les queda la coherencia. El que se ha movido es el PSOE, no ellos.