APUNTE
Fuera los móviles
Andalucía se unirá a otras comunidades españolas donde ya está prohibido que los alumnos tengan el teléfono en clase
Los colegios andaluces pueden ya prohibir a sus alumnos el uso del teléfono móvil tanto en clase como en el recreo, al tiempo que los docentes tendrán autoridad para retirárselo y mantenerlo en custodia hasta devolvérselo a los padres. Así lo contempla ya la primera instrucción elaborada a este respecto por la Junta de Andalucía y que, sin duda, creará un antes y un después.
Dichas instrucciones recogen como excepción que el uso de los móviles esté «expresamente previsto» para determinados momentos y con fines «exclusivamente didácticos» y con criterios pedagógicos «debidamente justificados». Igualmente, no se prohibirán los teléfonos móviles al alumnado que los requiera «atendiendo a sus circunstancias personales», que deberán ser acreditadas ante la dirección del centro por los tutores legales del estudiante.
La medida está siendo bien acogida por los docentes que, en definitiva, son los primeros en saber valorar si era o no necesario. Y todos, o la amplia mayoría, consideran que sí lo era. Sobre todo el hecho de poner una regulación oficial que aúne criterios y que les ayude a ampararse si tienen que llamar la atención o retirar estos teléfonos a los alumnos infractores.
Pero además es determinante por dos consideraciones que también se apuntan. Por un lado, por el propio aprendizaje del alumno que sin poder coger su teléfono y mirarlo de manera constante también podrá estar más atento a las clases sin nada ni nadie que le disperse. Y por otro lado, con estas limitaciones se podrá ayudar a evitar riesgos sobre la adicción a estos y otros aparatos.
Cada vez más los expertos están advirtiendo de que aumentan los jóvenes que están 'enganchados' a las redes sociales y demás canales tecnológicos. Que han convertido una forma de comunicarse en el centro de sus vidas y que ello les está ocasionando problemas en los estudios, en sus relaciones familiares y también con el resto compañeros. Por tanto el hecho de que sepan que hay límites podrá también minimizar estos daños.
Ahora la clave está en poder tener cierto control sobre el control y que las restricciones no supongan tampoco un problema de convivencia escolar. De ahí que los profesores también pidan colaboración a los padres que, en definitiva, son los que se tienen que responsabilizar de la educación de sus hijos.
