APUNTE

El daño ya está hecho

La amenaza de huelga en el astillero de Cádiz ha terminado con la carga de trabajo de tres meses

El apunte

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Una huelga para destruir trabajo. Este puede ser el resumen o epitafio de lo ocurrido en la Bahía de Cádiz durante la última semana. La convocatoria de una huelga indefinida entre las empresas auxiliares del astillero de Cádiz ha dado al traste con la carga de trabajo comprometida hasta octubre. Los armadores de tres gaseros y de un porta-contenedores han optado por rescindir el contrato de obra suscrito con Navantia y reparar sus buques en otro astillero. La incertidumbre no es una buena aliada para los negocios. Las navieras no quieren arriesgar y una convocatoria de huelga puede ser lesiva para sus intereses.

La anulación de esta carga de trabajo se ha conocido este miércoles justo cuando la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM) ha subido de tono sus protestas convocando para el próximo lunes un paro indefinido en el astillero gaditano. La industria naval no está para huelgas y menos aún para perder carga de trabajo. Lo más lamentable de esta situación es que el colectivo que convoca el paro, la Coordinadora, es una agrupación de sindicatos minoritaria que carece de representación en los foros laborales de la provincia. Se caracteriza por hacer mucho ruido y tensar la cuerda al máximo hasta paralizar un sector clave como ya ocurrió en agosto de 2020. Quizás Navantia y la propia patronal han tardado demasiado en frenar las acciones de este grupo con medidas preventivas.

Ahora Navantia trata por todos los medios de recuperar el trabajo perdido, sin embargo, como dicen algunos empresarios, el daño ya está hecho y la imagen de Cádiz, por los suelos. Resulta incomprensible que un grupo sin representación y amparado por una minoría se proclame en defensor de los intereses de los trabajadores y sea el adalid de una lucha obrera que, finalmente, ha terminado por cargarse la gallina de los huevos de oro del astillero de Cádiz: la reparación y mantenimiento de barcos. Los empresarios cruzan ahora los dedos para que las acciones de la Coordinadora no afecten a los cruceros que están comprometidos en Navantia Cádiz para el otoño. De cualquier forma, no hay razón para llevar a cabo una huelga de estas características.

El argumento de los convocantes no es otro que la readmisión de los cuatro trabajadores despedidos de una subcontrata naval y el incumplimiento del convenio. La patronal ha puesto toda la carne en el asador para declarar ilegal la huelga y emprender acciones legales contra la Coordinadora. Este viernes hay una reunión en el SERCLA para frenar la huelga, pero por ahora, la actividad en el astillero es residual.

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