APUNTE

Ambigüedad al desnudo

La prohibición a la práctica del nudismo en las playas no está acompañada de sanción si se realiza

El apunte

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El debate sobre el nudismo en las playas es controvertido porque choca la libertad del individuo para practicarlo con la incomodidad que puede provocar a los demás bañistas.

El Pleno del Ayuntamiento de Cádiz aprobó ayer que se puede practicar en un tramo establecido entre el Ventorrillo de El Chato y las Instalaciones Militares de Torregorda, en la playa de Cortadura. Habrá una zona de unos 700 metros que quede visiblemente señalizada para lo que deseen hacerlo. Sin embargo, resulta bastante ambiguo que no se pueda practicar el naturismo en las zonas no señalizadas y que a su vez no se prevea sanción si se realiza esta actividad.

Pese a las exageradas palabras del portavoz de Adelante Izquierda Gaditana, asegurando que «entre una cosa y otra os va a a quedar una playa preciosa, en blanco y negro, del NODO», David de la Cruz sacó un debate interesante en el Pleno sobre la ambigüedad de la norma. Fue el secretario del Ayuntamiento quien aclaró que «queda prohibido el naturismo en las zonas no señalizadas y aunque no se prevé sanción por este motivo, eso no conlleva a decir que está autorizado».

Es cierto que es importante resaltar el derecho a la libertad individual y el respeto hacia las elecciones personales de cada individuo. Sin embargo, también es cierto que debe practicarse de forma responsable y respetuosa.

Es comprensible que algunas personas se sientan incómodas o perturbadas al encontrarse con otras personas desnudas en espacios públicos. Por lo tanto, es primordial respetar los límites y preferencias de cada individuo, y ubicarse en las playas adecuadas para la práctica del nudismo, evitando así situaciones innecesarias de conflicto.

En todo caso, en lo que se refiere a Cádiz capital, lo cierto es que el nudismo nunca ha representado un problema latente. Como indicó el portavoz del PSOE, «hubo un caso aislado en La Caleta y poco más, no debemos crear problemas donde no los hay».

Así pues, lo lógico es apelar al entendimiento, ya que si bien es importante respetar la libertad de elección y la diversidad de opiniones de cada individuo, también se debe considerar el bienestar y el confort de toda la sociedad. La clave está en encontrar un equilibrio entre la libertad y el respeto, para que todas las personas puedan disfrutar de las playas de manera armoniosa y placentera.

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