Opinión

A vueltas con la taquilla

Una vez más la poca sintonía entre el público y la crítica. La confluencia de ambos sectores se produce en contadas ocasiones

Eduardo Moyano

Cádiz

Vacaciones de verano' acumula más de un millón de espectadores desde que se estrenó el pasado 1 de julio. El éxito de la última cinta de Santiago Segura es una inyección importante para la taquilla del cine español y por ende de las salas de exhibición.

'Vacaciones de verano' es una mala película, pero con los gags suficientes para que el público, sobre todo los más pequeños, pasen el rato. No es nada nuevo cuando nos referimos a las películas de Santiago Segura que tiene bagaje suficiente para rodar un buen producto cinematográfico, técnicamente hablando, aunque la historia deje mucho que desear. Las sagas de 'Padre no hay más que uno' o 'A todo tren: Destino Asturias' han hecho taquillas millonarias algo que ocurrió muchos años atrás con las sucesivas entregas de Torrente que el mismo protagonizó.

Su primer Torrente si le valió el reconocimiento de la critica y de los académicos que premiaron su debut cinematográfico con un Goya a la mejor dirección novel. Aquellos inicios también le reportaron otros dos Goya como actor revelación por 'El día de la bestia' y su corto 'Perturbado'.

Pero si aquello fue en el siglo pasado, no se puede negar que Segura siempre ha conectado con el público. Se pueden criticar sus últimas películas, pero es innegable que, el público una y otra vez acude a las salas a ver su cine. Ha dado con la fórmula que le convierte en el Rey Midas del cine español como antaño hiciera, por ejemplo, Mariano Ozores quien realizó un sinfín de comedias que conectaban con el público apoyado en el trabajo de actores como Alfredo Landa, Pajares o Esteso.

Una vez más la poca sintonía entre el público y la crítica. La confluencia de ambos sectores se produce en contadas ocasiones. No obstante, y a pesar de mi poco aprecio a la última película de Santiago Segura prefiero productos nacionales de estas características a algunas bazofias que nos llegan de Hollywood, sobre todo estos meses de verano.

Ya he escrito en estas mismas páginas sobre la admiración que me ha producido 'Oppenheimer', una gran película y en cambio, dejé pendiente 'Barbie' porque no había podido verla. Al final hice los deberes, animado sobre todo por la dirección de la solvente Greta Gerwig, de la que me habían interesado 'Lady Bird' y su versión de «Mujercitas». En 'Barbie', en cambio, solo me atrajo la primera media hora por su estética y el humor que desprende.

A partir de ahí se me hizo insoportable por la confrontación entre unos hombres, unos Ken, absolutamente imbéciles y unas mujeres empoderadas. Las Barbie viven en un mundo de mujeres perfectas en que los hombres realizan las actividades que antes estaban destinadas para ellas. Todo es maravilloso, pero hasta una muñeca perfecta puede sufrir una crisis existencial.

El homenaje a '2001, una odisea del espacio' de Kubrick, al inicio del filme, es el paralelismo que busca la directora para decirnos que la creación de la primera Barbie, en 1958, transformó el mundo infantil de manera que los juegos no volverían a ser igual. El caso es que Barbie revienta taquillas y ha superado con creces los 250 millones que supuso su producción y posterior marketing, ese que ha teñido de rosa los cines de medio mundo. 'La vie en rose' que diría Edith Piaf, tanta que ya preparan la segunda entrega de 'Barbie', la muñeca que nunca fue diabólica.

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